El fruto de la discordia: (Adaptacion de una fabula Eslava)
Publicado por HEATHENPRIDE , miércoles, 3 de julio de 2013 10:18
En
el principio de los tiempos los dioses Yarilo y Morana , los divinos
hermanos encontraron que aunque la creacion era hermosa, pocos
recursos habia para los primeros humanos sobre la faz de la tierra,
las frutas eran raras, pues los arboles acababan de ser creados y aun
no habian tenido tiempo de dar sus frutos.
Asi
Morana hizo entrar en un trance profundo a una de las mujeres de la
tribu de los humanos, que durmio un pesado y profundo sueño, tan
profundo que muchos temieron que Morana la diosa de la fertilidad
natural y la muerte la hubiese llamado a su reino. Pero al cabo de
dos noches y cuando todos preparaban su entierro, la mujer desperto y
empezo a hablarles de sus visiones y de los mensajes que la diosa le
habia transmitido para ser contados a su pueblo. De este modo todos
empezaron a ver a esta mujer no solo como a una vidente sino a uno
de los elegidos de Yarilo y Morana para ser su profeta .
-Cada
persona sólo puede comer una fruta por día.- Dijo la anciana –
Pues no hay sobre la tierra frutos en sufieciente numero para
alimentarnos a todos, asi que, hagase la voluntad de Yarilo y Morana
y no comamos mas de lo establecido.
La
costumbre se obedeció durante incontables generaciones, y el
ecosistema del lugar fue respetado. Como las frutas restantes que los
obedientes pobladores del valle no se comian daban semillas, otros árboles fueron
surgiendo. En poco tiempo, toda aquella región se transformó en un
terreno fértil plagado por incontables hileras de hermosos frutales
de variedades muy diferentes, envidiado por otras ciudades que ya
florecian en un mundo plagado de humanos que prosperaron con el paso
de las edades.
Las
personas de aquel pueblo, sin embargo recordaban a la vieja profetisa
y al legado de su palabra que se habia transmitido de generacion en
generacion, y continuaban comiendo una fruta por día, fieles a la
recomendación que la vidente transmitiera a sus ancestrales, de
parte de los dioses. Además, no permitían que los habitantes de
otras aldeas se aprovechasen de la abundante producción que se daba
todos los años. Era voluntad de Yarilo y Morana que no se comiese
mas de una fruta al dia, y nada mas que eso era la palabra y todo lo
demas se consideraba una conducta reprobable.
Como
resultado, las frutas se pudrían en el suelo. Morana observo esto y
no le parecio oportuno que el fruto de la creacion se hechase a
perder, asi que descendio de nuevo entre los mortales y llamó al
sueño a un nuevo vidente, esta vez un muchacho joven y le dijo:
Permíteles que coman las frutas que quieran. Esta es la
voluntad de Yarilo y mia...
-Y
pídeles que compartan su abundancia con sus vecinos. - Asi hablo el
muchacho ante todos, transmitiendo por su voz, la dulce voz de la
diosa y su mandato.
El
joven puso ciertamente todo de su parte,pero nadie le creyo. Hubo de
salir corriendo y acabó siendo apedreado, ya que la costumbre
ancestral estaba arraigada en el corazón y en la mente de cada uno
de los habitantes. Y ya nadie cuestionaba que las cosas pudieran
hacerse de otro modo.
Con
el tiempo llegaron a algunos que se creian muy fieles a la vieja
tradicion los rumores del nuevo vidente, y pensaron en sacar provecho
mezquinamente de sus palabras, asi que empezaron a recoger la fruta
que sobraba en los arboles, y con la excusa de ofrecerla a los
dioses, hacian uso de ella a su antojo.Por otro lado , los jóvenes
de la aldea empezaron a cuestionar aquella ancestral creencia en que
solo se podia comer una fruta al dia por orden de los dioses, maxime
cuando sabian que los sacerdotes en secreto se atiborraban de ella.
Pero, como la tradición de los mayores era intocable y nadie se
atrevia a cuestionarla, ni mucho menos aun a denunciar abiertamente
la hipocresia de los sacerdotes, muchos decidieron apartarse de la
religión y empezaron a seguir dioses de los pueblos vecinos. De esta
manera, podían comer cuantas frutas quisieran , con o sin permiso de
los ancianos y entregar el resto a los que necesitaban alimento.
En
los cultos locales sólo quedaron los que se consideraban santos.
Pero que, en realidad, eran personas incapaces de percibir que ellos
mismos habian provocado con su inmovilidad y cerrazon que las gentes
acabasen adaptando el credo a su propia conveniencia.
De
este modo, se dice que, Yarilo y Morana entraron en colera, y dejaron
de bendecir con su bonanza todas y cada una de las cosechas de frutas
del año, los propios dioses empezaron a obrar de forma tan
caprichosa como los humanos, pero pese a que sobraban aun frutas y si
hubiesen pensado en las necesidades futuras no hubiesen sentido
necesidad, el clero empezo a otorgarse la potestad de entregar el
fruto cuando y a quien a ellos les convenia con la excusa de ser los
guardianes de la palabra que nunca les habia sido rebelada, otros,
sencillamente se declararon no creyentes, y de grado o por la fuerza,
empezaron a tomar la fruta que necesitaban... Al final, las frutas
que devieon ser motivo de abundancia y contento, acabaron siendo la
semilla de la discordia. Dicen que incluso hubo gentes que repudiaron
los frutos sagrados, pues decian que solo alimentaban la mezquindad y
la hipocresia.