EL ROBLE Y EL HACHA

Publicado por HEATHENPRIDE , sábado, 10 de abril de 2010 9:31





Cuentan que hace, muchos, pero muchos años, en un lugar del frío Norte, florecía una pequeña aldea , al abrigo del fiordo. En ella, las gentes se afanaban trabajando la tierra y recogiendo los frutos del mar, como siempre han hecho los pueblos del norte. En el corazón de la aldea, existía un viejo roble , tan antiguo, que ni los más venerables ancianos, podían recordarlo cuando solo era un pequeño brote,. Los mas viejos y sabios, solían decir, que toda la aldea había crecido a la sombra del viejo roble, y desde luego, el anciano árbol, recibía casi a diario, la visita de los pequeños, que solían correr a su alrededor, y su sombra , sirvió de cobijo en mas de una ocasión, a los fatigados huesos de los ancianos, que contaban bajo sus ramas, viejas historias a los mas pequeños, que solían acudir a escucharlas... Así, la vida del roble transcurrió durante quizá generaciones y los niños se hicieron hombres, y esos hombres ancianos, bajo su cobijo...

Pero una noche de crudo invierno, Thor el poderoso, tuvo mas trabajo del deseado allí en las alturas y Mjölnir trono mas que de costumbre. Quizá, algún Jotun poderoso, puso en aprietos a Thor, y desvió un rayo del poderoso martillo, que cayo sobre el viejo roble, hiriéndolo de muerte y incendiando sus ramas. Por fortuna, en cuanto Thor hubo acabado su tarea y los cielos recobraron su calma, envió una copiosa lluvia que apago las llamas, pero para tristeza de todos, el roble amaneció con una profunda hendidura provocada por el rayo y con casi todo su follaje quemado.

Pasaron los días, y el árbol parecía una carcasa muerta, y los fríos del invierno, no ayudaron a sanar su herida, pero el invierno fue cediendo, y las nieves se fueron retirando, y los niños volvieron a visitar al viejo roble. Se rumoraba que AsKetill el smidur , planeaba derriarlo ya aprovechar su madera ya muerta y seca para su taller de carpintería...

Los pequeños salieron aquel atardecer, por primera vez en el crudo invierno, a jugar fuera, el clima era ya mas suave , y permitía salir a hacer muñecos de nieve. A la sombre del roble, vieron sentado en el suelo, a un hombre , cubierto con una raída capa y un sombrero de ala ancha. Los pequeños habían oído hablar de los Gongu, los errantes , pero no era habitual verles en invierno. Asi que, algunos tomaron alguna vianda de la despensa de casa, y uno a uno, fueron saliendo, para reunirse al pie del viejo arbol...

Mas de un pequeño lloro al acercarse al árbol, ahora era poco menos que un esqueleto desposeído aparentemente de vida. Y entre ellos comentaban que pronto seria pasto del hacha de Asketill.

-Esta muerto, el rayo acabo con el..-gimoteo una niña.

-Ya no podremos jugar mas entre sus ramas- se lamento otro pequeño.

El vagabundo, que hasta entonces haba permanecido en silencio , como dormido, senado en el suelo, se incorporo y sonrió a una pequeña que se asusto, al ver que tenia un parche que le tapaba un ojo...

Pese a su aspecto y larga barba gris y el parche oscuro, los niños no parecieron intimidados por el extraño, al que alguno de los pequeños, ofrecio un poco de vino en un viejo odre, del que el extraño bebio un buen sorbo y pan y skreid, las tiras de pescado seco que solian ser el alimento del viajero, este las guardo agradecido en su zurron. El vagabundo aprecio sinceramente los regalos, y antes de volver a sentarse en el suelo, invitó a los pequeños a sentarse a su lado...

- No debeis asustaros por lo de mi ojo- Dijo acariciando las cabecitas de los pequeños- A veces, un solo ojo, sirve para ver muchas cosas, que otros no saben ver, si prestas un poco de atención...¿Acaso el anciano Grani no llega siempre, lento pero seguro a la sombra del roble, los dias de verano?...Sus ojos se apagaron hace una decada, pero sigue "viendo" y os reconoce a todos...a su manera.

Mas de un niño se sorprendio, de que aquel vagabundo conociese al abulo Grani, como todos le llamaban, y mas aun, de ver posados en el suelo, a dos cuervos, que contrastaban con el fino manto de nieve, inmoviles, como embelesados con las palabras del vagabundo...

Nadie sabe que fue lo que el extraño viajero contó a los pequeños a la sombra del gran árbol, ni tampoco es fácil explicar, porque ningún adulto pregunto a los pequeños por el vagabundo, ni porque ellos nunca lo mencionaron,las madres no hecharon en falta la mengua en las provisiones de la casa, y nadie excepto los pequeños , parecieron ver, al pie del roble , mas que a dos cuervos, que se elevaron magestuosos en el cielo. Del vagabundo, ni rastro....el caso es que, desapareció en la tarde, tan silenciosa y misteriosamente como había venido.

Asketill decidió derribar el roble una buena mañana, ya casi a las puertas de la primavera, pero se encontró allí a todos los niños de la aldea, rodeando el árbol cogidos de las manos.

-Apartaos niños...no es hora de juegos , he de cortar esta vieja carcasa muerta!!!

Pero una niña de amplia cabellera negra como el carbón respondió...

-Shhh...guarda tu hacha leñador!!, y escucha!!!- Y en el silencio reinante, se escucho un tenue zumbido que salia del interior del árbol- La Reina de las abejas, y su corte están ahí dentro, y no vas a ser tu quien destruya su morada...A Freya no le gustaría eso!

Pero Asketill, apretaba con furia su hacha, y no aprecia convencido...

-Para tu hacha!- Grito un chiquillo- Allí arriba, el la rama gruesa, dormita el buho, y no estaría bien por tu parte, destruir su casa...

-Y un poco mas arriba dormitan las ardillas y su prole, cuidando su despensa de bellotas !! - añadió otra pequeña de mejillas rosadas.

Y cada vez que Asketill levantaba el hacha, encontraba una replica y una nueva vida que los niños, querían proteger en su morada...así que refunfuñando se dio por vencido y se fue a casa “si no cae esta tarde, caerá mañana”.

Pero al día siguiente y al otro, y al otro también, se encontró la misma escena, topos en la raíz, pajaros cantando, nidos en las ramas, y con el paso de los días, Skodi levantó su manto y la primavera hizo su entrada...

Y entonces Asketill olvido su hacha, y construyo un columpio para los niños, entre las ramas, pues con el beso de la primavera de las grandes Madres, la vida volvió al Roble y a las ramas cansadas, que se llenaron de nuevos brotes y de vida .

Entendió que a veces lo que parece muerto, a vista de todos , merece una segunda mirada, pues lo antiguo, es a veces como el venerable roble viejo, solo necesita de la savia joven que sepa volver a darle vida y de la paciencia y el tiempo, para saber esperarla...

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