El gigante generoso:(Cuento tradicional sueco)
Publicado por HEATHENPRIDE , miércoles, 3 de diciembre de 2014 13:09
Cuentan los mas ancianos que hace mucho , en los montes de Suecia, vivió un gigante solitario llamado Halvar.
Era un gigante solitario y pobre, y dicen que una rareza entre los suyos porque era bueno y generoso. Lo poco que tenía , generosamente lo regalaba, ya que a este ser bonachon nada le gustaba más que hacer felices a los demás.
La gente le apreciaba y todo el que pasaba por delante de su casa le saludaba y él siempre les ofrecía una de sus grandes sonrisas.
Un día que Halvar estaba sentado tomando el so en la entrada de casal, pasó por allí un hombre que llevaba una vaca atada a una cuerda tras de si . El hombre tenía aspecto famélico y triste, y su vaca no tenia mejor aspecto ya que era un montón de huesos.
- Buenos días señor – dijo el campesino, que iba con su vaca de camino a la ciudad
- Buenos días tengas , buen hombre- contestó Halvar -. ¿Vas al mercado a vender tu vaca?
- Sí- contestó abatido – Mi esposa y yo vivimos en una granja no muy lejos de aquí. Me llevo la vaca a ver si me pagan algo por por ella, aunque la pobre está tan flaca que no se si me darán algo para poder salir adelante unos dias. Necesito harina para hacer pan, porque pasamos mucha hambre. Tras esto, honestamente, no se que sera de mi y de mi esposa
Cuando el campesino se iba tirando tristemente del pobre animal, el gigante se levanto y le dijo:
-¡Espere!… Me gustaría hacer un trato con usted si le place mi oferta. Le cambio su vaca por siete cabras gordas y hermosas.
-No entiendo porque habrias de hacerlo… Si tú eres tan pobre como yo ¿por qué ibas a hacer eso por mi?
-Bueno, es cierto que soy pobre, pero … si puedo ayudarte, lo haré. Lleva la vaca de vuelta a tu establo y cuando amanezca el dia de mañana, allí encontrarás lo que te ofrezco.
El hombre no entendia nada. pero como no tenia nada que perder, así lo hizo. Por la noche casi no pudo dormir. Le parecía imposible que existiera alguien tan generoso en este mundo y pensaba que el gigante le había engañado como a un tonto. Que lo unico que buscaba era burlarse de el.
Por la mañana al despertar, se acercó al establo con su mujer y la vaca ya no estaba, pero en su lugar, tal y como el gigante habria prometido,había siete preciosas cabras. Saltaron y lloraron de felicidad y a partir de entonces, su suerte cambió.
Las cabras daban mucha leche para beber fresca y sobraba mucha todavia para hacer ricos quesos que luego vendían en el mercado. Con el dinero que obtenían, compraban de vez en cuando gallinas ponedoras que daban sabrosos huevos, y tambien un saco de semillas para plantar cereal para fabricar pan. Como tenían pan de sobra, también lo vendían y con las monedas que ganaban, pronto se pudieron permitir el comprar ropas y artículos para la casa. Y así, el campesino y su mujer se hicieron prosperos y ricos y ya libres de miserias, se olvidaron de agradecer al buen gigante todo lo que había hecho por ellos
Pasó el tiempo, y un día, el campesino, pasó por delante de la puerta de Halvar. El gigante le vio y le llamó para conversar con el...
-¡Eh, amigo mio!… ¿Me recuerdas? ¿Por qué no entras a mi casa y me cuentas qué tal te ha ido la vida a partir de nuestro trato?..
-Me acuerdo de ti – dijo cortesmente el campesino – pero tengo cosas muy importantes que hacer hoy y no puedo ahora perder el tiempo contigo. Veo que aun sigues siendo un gigante pobre… Deberías invertir el dinero que te sobra en comprar semillas y animales y algún día, podrás ser un hombre rico e importante como yo.
Y se fue sin mas, sin siquiera volver la vista atras. Halvar se quedó triste y pensativo, mirando cómo desaparecía a lo lejos en su lustroso caballo. Pero enseguida sonrió sentado en la entrada de casa pensando::
- Bueno… este hombre ahora es rico y feliz, y yo he contribuido a ello. No ha sabido agradecerlo, como a muchos les suele pasar, pero yo por eso no voy a cambiar. Siempre que pueda, seguiré ayudando a quien lo necesite.
Así que el gigante siguió feliz en su hogar y se dice que llego a vivir muchos años, haciendo el bien a grandes y pequeños. Su casa era un lugar agradable en donde todo el mundo era bienvenido y durante años muchos niños acudieron allí a jugar al pie de un manzano, dcen que solo una niña agradecio con una manzana que la cobijase y le diese cena una noche que se perdio en los montes...El gigante planto en el suelo las semillas de la manzana de la pequeña, hasta que crecieron fuertes como un frondoso manzano.
. Hoy en día, aunque él ya no vive allí, los niños de los alrededores siguen yendo al viejo solar donde dicen que estubo casa de Halvar. El gran manzano centenario sigue alli, ofreciendo a todos sus frutos tan generosamente como lo haria el propio gigante. Por eso en Suecia todo el mundo l conoce el lugar como “la casa de juego de los niños”.