La Sospecha del Leñador : Cuento tradicional
Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 6 de noviembre de 2016 6:50
Hace
muchísimos años, en algun lugar de las lejanas tierras nordicas
,habito un buen leñador , era un hombre de vida sencilla y muy
trabajador. De buena mañana , se levantaba muy temprano y salia a
recorrer los bosques cercanos, buscando arboles ideales para realizar
su trabajo.
Pese
a que se ganaba la vida trabajando la madera , no creais que esto le
comvertia en alguien que talaba arboles sin mas, con tal de obtener
la materia prima que necesitaba para su oficio. Jamas talaba mas
arboles de los que realmente necesitaba, y siempre se cuidaba de
plantar semillas para que el bosque recuperase los arboles que el
talaba.
Pero
un dia se levanto alarmado, por mas que buscaba por toda la casa, no
lograba encontrar su preciada hacha, era una herramienta sencilla,
vieja y gastada por el uso, pero para el, no habia objeto mas valioso
en el mundo, habia pertenecido a su padre, y este se la habia
entregado cuando despues de mucho tiempo de aprendizaje considero que
habia aprendido bien el oficio de leñador, carpintero y tallador de
la madera.
Cuando
se dio cuenta de que su hacha no aparerecia por ninguna parte, se
llevó las manos a la cabeza y se puso a lamentarse tirandose de los
cabellos:
– ¡Oh,
no por todos los bondadosos dioses, esto no puede ser! ¿Qué voy a
hacer ahora sin mi hacha? , ¿como me ganare la vida a partir de hoy?
¡Qué mala suerte!. ¿Que va a ser de mi?
Regresó
a casa tras pasarse largas horas buscando por los alrrededores,
todavia lamentándose de su perdida y con lágrimas en los ojos. En
su cabeza reconstruia una y otra vez la ultima vez que habia visto su
preciada hacha. La recordaba colgada de su cintura mientras regresaba
a casa de su trabajo en el gran claro donde despiezaba los arboles
talados para comvertirlos en finas tablas.
Justo
cuando iba a atravesar cabizbajo la verja de su jardín, se cruzó
con su vecino de toda la vida, un campesino que vivia de criar a unas
cuantas cabras y de fabricar quesos artesanales, era un hombre muy
simpático que vivía en la cabaña mas proxima al leñador, y que,
cada dia iba con sus cabras a los pastos cercanos al rio, aquella
tarde como siempre que se encontraban, el campesino alzo la mano y
le saludó cordialmente y con una sonrisa en los labios, pues ambos
se conocian y se trataban desde hacia muchos años.
– ¡Buenos
días! Hace varios dias que no te veo trabajando en tus leños
¿Cómo te va la vida maestro leñador?
– Bueno,
no demasiado bien ultimamente.- Respondio con tristeza el leñador-
He perdido mi hacha y por mas que la busco, no logro encontrarla,
para colmo, he bajado al pueblo, y el herrero me pide mucho dinero
por forjar una nueva, y no es que tenga nada contra su trabajo, pero
no he visto en toda su forja, una hacha con una hoja que pueda
compararse con la que yo tenia. Esa si era la obra de un gran
maestro. Asi que ahora estoy buscando mi hacha o esperando a
encontrar un buen herrero que pueda crear una a su altura, y los dias
pasan y no he hecho una sola tabla ni he trabajado en ni una sola
talla ¡Imagínate qué fastidio tango que no soy capaz de
concentrarme en mi trabajo!
– ¡Vaya,
cuánto lo siento amigo mio! Sé lo importante que era para ti el
hacha que te regalo tu buen padre, y lo importantes que fueron sus
enseñanzas para tu trabajo. Espero de corazón que la encuentres
pronto y regreses a tus tareas.
El
vecino se despidió cortesmente y se marcho camino adelante, seguido
de su pequeño rebaño de cabras y el leñador cruzo la verja del
pequeño jardin y huerto alrrededor de la casa y se acercó a la
puerta de su hogar. Su esposa, como cada tarde, salió a recibirle
con un cariñoso abrazo pero el apenas correspondio a sus mimos. El
leñador estaba derrumbado sentado en un banco de madera que el mismo
habia tallado, con el plato de la cena que apenas habia probado entre
sus manos,cuando de repente, una idea malsana empezó a revolotear
por su cabeza con tanta fuerza, que no tardo en ser su unico
pensamiento, y asi el leñador acabo obsesionado,y hasta empezó a
hablar en alto consigo mismo:
– ¿Habrá
sido él cabrero quien me robó el hacha de mi padre?… Me pareció
que hoy tenía una mirada extraña, no me miraba con esa mirada
limpia y franca con la que se hablan los buenos vecinos,a veces
desviaba sus ojos y su actitud y movimientos nerviosos no parecian
muy naturales. Tenia una conducta rara, como la de los ladrones
cuando quieren ocultar algo. Pensándolo bien, hasta me parecio
también que su forma de hablar era distinta a la habitual y parecía
más nervioso que de costumbre.
El
leñador se acosto nervioso esa noche, y como sospechais no logro
dormir porque su cabeza estaba dándole vueltas al asunto del hacha y
no le dejaba descansar.
Asi
que al amanecer salio de su casa ,y como un animal nercioso comenzó
a andar por los alrededores de su casa , caminando sin rumbo, sin
darse cuenta de que se adentraba de nuevo en el bosque. Iba tan
ensimismado dandole vueltas a sus ideas, que no era consciente de
hacia dónde le llevaban sus pies, aunque conocia bien el bosque y no
tenia miedo a perderse. La sombra de la sospecha sobre su vecino era
cada vez mayor porque todo parecía encajar en su cabeza.
– Yo
diría que la ultima vez que hablamos hasta le temblaban las manos y
las escondía nervioso tras la espalda para que yo no lo notara. Sí,
algo me dice que mi vecino es culpable de algo que pretende
ocultarme… ¡Creo que fue él quien entro a hurtadillas en mi casa
y mientras dormia me robó el hacha!
Su
cabeza ya no fue capaz de dictarle nada mas que aquella sospecha, asi
que, su nerviosismo aumento aun mas, y poco a poco empezo a
desquiciarse, el enfado y el deseo de vengarse de su vecino empezaba
a reconcomerle por dentro y sentía que tenía que hacerle pagar de
alguna manera ¡Ese tipo era un ladrón y debía ajustarle las
cuentas de alguna manera...y cuanto antes mejor!.
Mientras
estos oscuros pensamientos invadían su cerebro y ya incapaz de
razonar, avanzaba por entre los arboles del bosque rumbo a la casa
del cabrero con muy malas ideas en su cabeza , algo sucedió que le
freno en seco: tropezó con un objeto duro que se interpuso en su
camino,, trabandole el pie derecho, perdió el equilibrio y se cayó
de bruces al duro suelo .
– ¡Aaaay!
¡Aaaay! ¡Menuda caida mas inoportuna, creo que me he torcido el
tobillo! ¡Malditas raices de las narices!, ya me encargare de ellas
en cuanto recupere mi hacha.
Aun
dolorido por la caida y con unos cuantos moratones en las rodillas y
el tobillo derecho muy dolorido se incorporó a duras penas cojeando.
Miró al suelo en busca de la raiz que le habia hecho caer y se dio
cuenta de que no era una raiz enterrada con lo que habia tropezado,
ni siquiera una piedra, sino un palo de madera liso y muy pulido que
sobresalía entre la hierba. Era un trozo de madera largo y liso, y
parecia bastante viejo.
– ¿Pero
qué es esto?…¿que hace este pedazo de madera trabajado aquí?
¡Oh, no puede ser, gracias bondadosos dioses, qué buena suerte!
¡Es mi hacha!… ¡He tropezado con mi propia hacha!
Todavía
medio aturdido por el golpe de la caida, se agacho y termino de
desenterrar su hacha del suelo, y ya con ella en la mano, se sento
contemplandola, como si acabase de desenterrar el mas valioso de los
tesoros, y ya mas calmado y feliz por el hayazgo, su cabeza se
sereno y ya libre de la ira que le atenazaba, empezó a recordar los
sucesos de los dias anteriores a atar cabos y entonces sintio
arrepentimiento por sus malos pensamientos y comenzo a sentir
vergüenza de sí mismo.
– ¡Vaya,
gracias a los dioses que no he tenido tiempo de hacer algo de lo que
me hubiese arrepentido toda la vida!, ¿como he podido dejar que mi
mala cabeza me arrastrase asi?. ¡qué malpensado soy! ¡Mi vecino es
una buena persona y es totalmente inocente!.- Dijo contemplando
todavia en sus manos, el hacha por la que habia estado a punto de
cometer una locura. Hace tan solo unos dias pasé por aquí cargado
de leña del bosque con mi carro, y sin duda, fue en ese viaje
cuando el hacha se cayo del carro o de mi cinturon, y aquí ha estado
desde entonces enterrada.
Se
levantó despacio del suelo, colgo otra vez la herramienta de su
cinto y cojeando y bastante dolorido, se fue de allí reflexionando,
que comparado a lo que habia estado a punto de hacer, un tobillo
dolorido y unos huesos magullados eran poco castigo para lo que
realmente merecia.
Comprendió
que había sido un error terrible haber llegado a desconfiar de su
amable vecino y lo que era aun peor, sin prueba alguna en su contra
culparle de robarle sus pertenencias, y igualmente sin ningún tipo
de pruebas, haber llegado al punto de encaminarse a su casa para
tomarse una venganza que sin duda no merecia.
Su
actitud para con el buen cabrero había sido muy injusta, y el mismo
se avergonzaba tanto de ella, que se prometio a si mismo que haria
algo para compensarle, asi que, cuando llego a casa, lo primero que
hizo fue abrazar fuerte a su esposa, que no entendia porque aquel
cambio tan brusco en el semblante de su esposo, aunque se alegro
mucho de verlo tan feliz y tan resuelto, pese a que traia un aspecto
lamentable, cojeando y quejandose de un dolor agudo en las costillas.
Despues ceno con ganas, y se acosto con una sonrisa tras besar a su
esposa... aquella noche tampoco durmio mucho, pero esta vez, el
motivo no era su mala cabeza, sino algo muy distinto.
Durante
varios dias, se levanto temprano, y estuvo afanado en trabajar sin
descanso tallando piezas y preparando tablones de madera, asi, acabo
por crear una hermosa carreta, ligera, pues sabia que el cabrero solo
disponia de un asno que pudiera servirle de animal de tiro, pero con
todo, estimo que la carreta haria un buen servicio a su nuevo amo...
y con ella se encamino a casa del cabrero, unos dias antes de la
cosecha.
Este
le vio llegar, y no pudo entender porque el leñador se empeñaba en
regalarle aquella hermosa carreta, pero acepto feliz el regalo, y a
su vez le hizo una hermosa promesa, la de estar dispuesto a ayudar ,
tal y como el mismo habia sido ayudado por el regalo del leñador,
cuando fuese necesario , como un buen vecino.
El
leñador regreso feliz a casa, se sentia mucho mejor, aunque no
pudiese confesar a su amigo, el porque del regalo, ni lo que estuvo a
punto de hacer por su mala cabeza... pero ahora se sentia feliz y
regreso feliz al trabajo, haciendose a su vez una solemne promesa.
Prometio
no volver a juzgar jamas a nadie tan a la ligera, prometio no volver
a acusar jamas a nadie de nada, si no encontraba pruebas...pero sobre
todo prometio no volver a dejarse arrastrar mas por la ira, ni por
los dictados de su mala cabeza.