La leyenda de Blancaflor, la hija del diablo:
Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 26 de noviembre de 2017 8:14
Esta vieja
historia se cuenta por todos los rincones de la peninsula, incluso,
hay alguna version que se cuenta en tierras latinoamericanas.
La
version mas popular y quiza la mas antigua, comienza en un castillo
donde vivían una pareja real ya muy anciana que no tenían
descendencia.
La
reina rogaba a Dios todos los días que les diese un hijo, y ya
desesperada, un dia pidio un hijo ,aunque a los veinte años se lo
llevara el mismo diablo.
Pasó
mucho tiempo hasta que un dia, la reina quedo por fin embarazada y
nació un niño. Pero como el mismo diablo habia tomado parte en la
magia necesaria para que naciese, cuando el niño llego a ser un
muchacho, se dio a la mala vida y cogió el vicio del juego y asi se
pasaba el dia malgastando dinero y contra todos apostaba.
Cuando
cumplió veinte años echó una partida de cartas en una taberna,
enfrentado a un forastero y le ganó una buena cantidad de oro, pero
al día siguiente volvieron a jugar y esta vez el forastero ,que no
era otro que el diablo , ya no se dejo ganar y en poco tiempo le ganó
todo el dinero ganando partida tras partida.
Arruinado
y con el mal vicio del juego, el diablo le preguntó que si quería
jugarse el alma a cambio de la oportunidad de ganar todo lo perdido y
el príncipe aceptó la apuesta.
Y
el diablo por supuesto, volvio a ganar y de esta formale ganó el
alma, y antes de marcharse le dijo que si quería recuperarla tendría
que ir a su castillo y hacer las tres tareas que él le mandaría ,
pero riendo le comento que nadie habia logrado realizarlas jamas.
Así
que el muchacho se puso en marcha pues ya nada tenia y después de
mucho andar se encontró con una anciana que le preguntó a donde
iba. Él le contestó que buscaba el Castillo de Irás y no Volverás.
—Nadie
se atreve a ir a ese castillo, nadie ha conseguido volver de allí.
Yo de ti, me daba media vuelta.
La
pobre anciana le pidió un poco de pan y el príncipe le ofreció
todo el que llevaba, pues ya se daba por perdido y pensaba que no lo
iba a necesitar.
—Por
tu bondad te diré que después de cruzar el Bosque Frondoso, tienes
que llegar a un río que está cerca del Castillo de Irás y no
Volverás, alli hay un pequeño estanque donde todas las mañanas van
a bañarse las hijas del diablo. Escóndele la ropa a la más
pequeña, que se llama Blancaflor, y por mas que ruegue no se la
devuelvas hasta que te pregunte tres veces por ella y te prometa su
ayuda en todo lo que necesites a cambio de devolversela.
El
príncipe consiguió cruzar el Bosque y pudo descubrir un gran
castillo, con muchos torreones y preciosos jardines. Delante de ellos
estaba el río y efectivamente, no lejos de alli, el estanque donde
se estaban bañando las hijas del diablo.
Las
dos mayores salieron del agua, se vistieron y se convirtieron en
palomas y se marcharon volando. La menor, que era la más hermosa, no
encontró sus ropas, asi que no logro escapar, pero cuando vio al
muchacho, se acercó a él y preocupada,le preguntó por ellas tres
veces.
—A
cambio de devolverte tus ropas tendrás que casarte conmigo —dijo
el príncipe—.
—Así
lo haré. Ya sabía yo que vendrías, estaba escrito en mi destino.
La
chica se vistió y al momento se convirtió en paloma.
—Toca
mi cabeza y viaja conmigo!.
De
esta forma, el muchacho hizo lo que ella le pedia, y se transformo en
un ser diminuto que subio a lomos de la paloma.Cuando llegaron, el
muchacho recupero su tamaño nada mas tocar suelo, y se dio cuenta de
que el diablo ya los esperaba y sin perder tiempo en mas
ceremoniasle encargó el primer trabajo.
Tenía
que allanar una ladera y ararla y sembrar trigo y hacerle un pan con
el. Y como no lo hiciese en el plazo de un dia con su noche le
cobraría la vida. Y él le contó a ella el mandato de su padre.
—No
te preocupes, acurrucate en mi regazo y duérmete.
Al
despertar se encontró con una hogaza de pan caliente. Se lo llevó
al diablo y este le dijo:
—O
tú eres más diablo que yo o esto es cosa de Blancaflor.
—No
hay mas diablo que usted señor, y no conozco a Blancaflor.
El
diablo enfadado le mandó plantar un campo de vid y llevarle un
canasto de uvas esa misma tarde. Pero cuando el muchacho se lo contó
a Blancaflor ella le volvió a pedir que se echase a dormir. Al
despertar, un canasto de uvas apareció a su lado. Cuando se lo llevó
al demonio, este repitió:
—O
tú eres más diablo que yo o esto es cosa de Blancaflor.
—Pues
no soy diablo,señor, no conozco a Blancaflor.
El
diablo rabioso le dijo que estaba perdido que esta vez se cobraría
su vida, quería que le trajese antes del amanecer una sortija que le
había caído a su tatarabuela al fondo del mar.
—Esta
vez si que moriré , no hay forma de buscar algo tan pequeño en la
imensidad del fondo del mar en tan poco tiempo—dijo el príncipe a
Blancaflor—.
—Nada
de eso, escúchame con atención y haz lo que yo te diga. Tienes que
matarme.
—De
ninguna manera, eso no lo hago yo por nada del mundo, asi me cueste
la vida.
—Tienes
que hacerlo, sino moriremos los dos, que mi padre ya sospecha. Tienes
que coger un hacha y hacerme cachitos. Pero todo tiene que caer al
cesto, que no caiga nada al suelo. Y cuando me tengas bien picada
tira el cesto al mar. Confia en mi...se que parece terrible, pero no
hay otra forma de hacerlo.
Él
no quería, pues se habia enamorado de la pequeña muchacha, pero, al
final con lagrimas en los ojos, obedecio, la mató; y la hizo
pedazos. Pero no se dio cuenta de que una gota de sangre cayó al
suelo. Después se acerco a la playa y tiro el cesto al mar, y tras
esto, se quedó dormido.
Entonces
, de cada pedacito de Blancaflor, nacio un pez y cada uno se puso a
buscar el anillo hasta que lo encontraron y se reunieron todos cerca
de la orilla, con lo que, Blancaflor completo de nuevo su cuerpo y
salió del agua con la sortija en la boca, pero había perdido un
trocito del dedo meñique por la gota sangre que se derramó. El
príncipe llevó la sortija al diablo, con lo que cumplio el ultimo
encargo, aunque el diablo ya sospechaba que tenia ayuda, con lo que
otra vez le dijo:
—O
tú eres más diablo que yo o esto es cosa de Blancaflor.
—Pues
no soy angel ni diablo señor, no conozco a Blancaflor, he cumplido
lo mandado, asi que merezco ser liberado.
—Irte
te irás, pero antes te has de casar con una de mis hijas. Escoge a
una de las tres.
El
demonio transformó a sus hijas en tres diablesas horribles,
con colmillos, cuernos y rabo, para que el muchacho no supiese cual
de tres era su adorada Blancaflor. La pequeña mostro su mano, y el
vio que le falaba la punta del dedo meñique , con lo que fue facil
identificarla. Así pudieron casarse, pero la noche de bodas
Blancaflor estaba muy inquieta y preocupada.
—Mi
padre querrá matarnos ahora. Tenemos que escapar. Vete sin
hacer ruido esta noche a los establos y ensilla el caballo más flaco
que encuentres alli.
Mientras
tanto ella puso en la cama dos pellejos que encontro en la despensa,
uno de ellos tenia dentro vino y otro estaba lleno de vinagre de un
mal vino que se hecho a perder.
Hecho
esto, abandonó el castillo en busca de su marido en las
caballerizas, pero este no había hecho bien el encargo; el caballo
flaco era tan ruin que creyó que no podría cargar con los dos y
ensilló otro. Lo que él no sabía es que el rocín flaco, era un
caballo mágico que el diablo montaba y que corría más que el
viento. Ya no había tiempo para dar la vuelta así que partieron.
El
diablo y su mujer, sin encender luces ni hacer ruido con la mala idea
de vengarse, fueron a la estancia de los novios en medio de la noche
y clavaron sus puñales en las botas de vino y vinagre, creyendo que
eran los cuerpos de los chicos y se pusieron a beber lo que debía
ser su sangre.
—¡Puag!
¡Qué mala es la sangre de mi yerno!
—Pues
esta es de mi hija ¡qué buena está!
Pero
cuando encendieron la luz, vieron con furia que los habían engañado;
asi el diablo salió corriendo tras ellos y, sin ensillar el caballo,
montó y a volar. Pronto les dio alcance porque habían elegido el
caballo equivocado.
Blancaflor
al llegar a un cruce de caminos y viendo que el diablo les alcanzaba,
habló a su marido:
—Corre,
huye tú y ponte a salvo, yo le entretendré, a mi no me hará nada
porque soy su hija. Yo te buscaré mas tarde, pero prométeme que no
me olvidarás y no te casarás con otra. El príncipe le dio su
palabra de honor de que asi seria y marchó a galope tendido.
Volvió
a su reino, donde fue recibido por todos con gran alegría. Los días
y los meses se sucedieron y con el paso del tiempo se fue olvidando
de Blancaflor que no aparecia por ningun lado, y se prometió con una
guapa princesa de un reino vecino.
El
día antes de la boda, cuando paseaba a la orilla del río, se le
apareció una culebra en medio del camino que le dijo:
—Soy
Blancaflor tu amada, tienes que darme un beso, mi padre, el diablo,
me ha hechizado y sólo tú puedes salvarme. Acuérdate de mí, yo
soy la que te liberó del diablo.
Pero
el principe se acobardo y no fue capaz de besarla...desde entonces,
la pobre Blancaflor se aparece a veces a algun joven soltero,
esperando por el beso que la deje libre...aunque pocos se atrevan
siquiera a intentarlo.