El juguete de la Pequeña Giganta: (Cuento tradicional Sueco)

Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 23 de febrero de 2014 12:17

Los gigantes habitaban antaño en toda la Tierra antes de que esta fuera entregada a los hombres tras la caida de Ymer el gran Jotum primegenio y sus despojos formasen el mundo que habitamos que fue entregado a los hombres por los dioses y se cuenta que los gigantes que sobrevivieron fruto de la union de tan solo una pareja de gigantes que escaparon a la ira de los dioses, sólo con disgusto la cedieron, retirándose a las partes desechadas y

Asi al menos mis amados pequeñines, se nos ha contado a los hijos de los primeros hombres, y asi os lo cuento yo, tal y como se ha contado desde siempre de padres a hijos , acerca de porque los grandes pies de los gigantes ya no pisotean los prados como en los primeros dias.

Tal era la ignorancia  de hombres y gigantes acerca de su descendencia, que sucedio que una vez una joven giganta, apenas una niña de un par de centenares de primaveras (habeis de saber que los gigantes a diferencia de los humanos, viven como los elfos y los enanos, centenares de años) , se adentro entre juegos en los bosques, y asi, avanzando maravillada entre los arboles, que apenas llegaban a su cintura, se alejo de las montañas que eran su hogar y acabo extraviada de su casa. 

Asi caminando, llegó dejando atras los bosque a lo que en una ocasión  hace muchos años fue un valle habitado, donde por primera vez en su vida una descendiente de los gigantes  vio a un humano, y un humano se encontro con un Jotum, los miticos gigantes que ya se creian parte de la leyenda. 

 Imaginemos a un pobre  granjero y su hijo montados en un tosco carro tirado por un buey de camino a una aldea cercana en busca de viveres, imaginemos el panico de los dos, cuando una enorme mole que pensaron que era una montaña, y que no era otra cosa que la espalda de la joven giganta de cucliyas observando las minusculas florecitas de suelo, tan pequeñitas para ella como las hormigas para nosotros

 La giganta se giro de repente y vio aquel pequeño carro... aunque solo vio al buey y la carreta, ya que el padre del muchachito que iba detras, presa del panico, salto y se oculto tras la maleza de los lados del camino, sin embargo, el joven niño que le acompañaba, no tuvo tiempo ni valor para saltar en cuanto el carro fue elevado docenas de metros sobre el suelo por una mano gigantesca. Juzgándo al carro y al buey que pataleaba colgado del aire  un bonito juguete, la giganta  lo cogió junto a su tiro e,introduciéndolos en su mandil, se los llevó jubilosa para enseñárselos a su padre. 

Por el camino, el pobre chiquillo que permanecia oculto entre la paja que transportaba el carro, oia las risas alegres de la niña gigantesca, que en poco mas de una hora, desando el camino que a el y su padre le hubiese llevado muchas lunas recorrer, cantando alegremente. Su voz no sonaba amenazadora, pero era tan tremendamente alto el volumen al que el la oia, que hasta la risa feliz de la niña gigante, sonaba casi como un atronador trueno para el.

El niño estaba realmente aterrado, ¿que iba a ser de el?, poco mas grande para la giganta que un guisante, penso que en cuanto le descubriese, se lo tragaria como una golosina, asi que intento que la giganta no le oyese llorar desconsolado, ya que imagino que jamas volveria a ver a sus padres ni a su hermanita pequeña, ni a perseguir mariposas con ella corriendo los dos por el prado.

Pero la verdad es que nada sucedio como tenia previsto, porque en cuanto la niña entro por la puerta de su casa y enseño a su padre lo que tenia en su mandil, este se encolerizo bastante con la pequeña. El niño que permanecia oculto entre la paja del carro, posado sobre la mesa, y con un buey tan asustado que no se atrevia a moverse y mugia lleno de miedo, observo como el gigante de larga barba ensortijada y poderosos brazos que sin duda era el padre de la niña gigante le ordenó que llevara inmediatame el carro y su tiro a donde los había encontrado y no valieron ruegos de la pequeña que entre sonoros pucheros y lagrimas suplicaba a su padre que le permitiese quedarselos. Pero el gigante padre se mostro inflexible, ordeno a la pequeña que obedeciese, y que al dia siguiente devolviese el carro a su lugar de origen, y sin mas, se encerro en la habitacion de al lado, dejando a la niña con su madre en la cocina y dando tal portazo, que al aterrorizado muchacho del carro, le parecio que el mismisimo Thor habia golpeado los cielos con su martillo.

La madre de la niña , una giganta de sonrosadas mejillas y anchas caderas, puso sobre la mesa un enorme plato de sopa, tan grande que desde el carro, al pequeño le parecio un estanque donde poder pescar peces y le dijo a la niña que cenase, una vez hubo hecho esto, élla le explicó tristemente, que el carro pertenecia a las criaturas a las que ella había confundido con simples juguetes y que ellas eran los humanos y que estos contaban con la proteccion de los dioses.La giganta le comento que los humanos terminarían quitándose de encima al pueblo de los gigantes y se convertirían en los señores de la Tierra. Y que por esa razon, tenia que devolver el carro, porque no comvenia despertar la ira de los dioses , maltratando aunque fuese por error a sus protegidos.


La niña contemplo el minusculo carro, y entendio que no tenia mas remedio que obedecer, aunque se hecho largas horas en silencio contemplandolo con cara de tristeza, desde el monton de paja, el niño miraba a la gigantita llorosa, y aunque temia que una sola de sus lagrimas pudiese ahogarle, de repente, no le parecio un ser tan terrible. Entendio que pese a su enorme estatura, no era tan diferente de su hermana pequeña, inquieta, curiosa, y en el fondo, buena .

Al amanecer, la giganta madre preparo un zurron con comida para su pequeña y esta tras recoger con sumo cuidado el carro de la mesa, se despidio de sus padres, prometiendo no regresar hasta haber devuelto el carro a su lugar de origen... pero la pequeña salio de su casa, y caminaba triste y cabizbaja mirando al pequeño carro en su mano, el buey, cansado aun dormia, y ella temia que al verle inmovil, ya hubiese causado un mal irreparable y se sentia culpable. A su vez, entre la paja, el niño se desperto, y miro arriba, pudo ver a la gigantita, con cara triste, caminando en silencio y con una expresion que le hizo entender que no se sentia bien por dentro. Emtonces, sin saber muy bien el porque, decidio salir de entre la paja y mostrarse... quiza si le hablaba a la giganta y le demostraba que todo estaba bien, se sintiese mejor.

Asi que se puso en pie en el pescante del carro, agitando los brazos y llamando a gritos para que ella se diese cuenta de su presencia.

-Hey niña!!....estoy aqui....aqui abajo!- Gritaba

Ella le vio de repente, y su cara de tristeza se volvio asombro, al ver a aquel minusculo niño alli en pie, saltando para llamar la atencion. No era en apariencia muy distinto a ella, solo que tan pequeño, que le costo mucho observarle sin acercar demasiado su cabeza para no asustarle.

Al poco de conocerse, ella ya le tenia subido a su hombro, cerca de su oreja, para que ella pudiese oir de su vocecita, muchas cosas acerca de su vida en la granja, y el pudiera escuchar como ella le susurraba que no habia tenido intencion de hacer daño. Que solo penso que el carro era un juguete, nada mas.

El niño le comento a la pequeña giganta que sus padres eran muy pobres, que apenas poseian nada y que servian a un jarl local que les trataba con suma dureza. Tras años de servicio, el jarl les habia prometido "toda la tierra que pudieran roturar y desbrozar en una sola noche", pero las tierras ofrecidas estaban en una zona seca, ya que una enorme roca habia obstruido el paso del regato, y ademas estaba cubierta de un monton de rocas y piedras, y mucha maleza de los años de abandono.

La giganta sonrie y le dice... "antes de despedirnos y a modo de disculpa, vamos a visitar ese terreno y voy a jugar un poco alli...veras que cara pone mañana por la mañana el jarl cuando se pase a verlo".

Durante toda la tarde, estuvieron andando, cara a la aldea, pero antes se acercaron a la montaña. donde la giganta, aparto sin mucho esfuerzo la gran roca que obstruia el curso del arroyo, con lo que el agua, descendio con fuerza, llenando el cauce seco... despues, arrodillandose en el suelo, se dedico a "barrer" con la palma de la mano la tierra, con lo que a los lados de un amplio terreno, quedaron amontonadas las rocas, y en medio, un gran solar despejado... despues, con su dedo trazo un surco desde el regato al medio del solar... y dio por acabado el trabajo.

Se pasaron la tarde hablando y riendo juntos, hasta que caida la noche, el le comento que era hora de despedirse, aunque les doliese, ambos tendrian padres preocupados y ambos sabian que aquel seria posiblemente un triste adios, para siempre...pero con todo, el se quedo alli, al pie del camino, justo donde ella le tomo con carro y todo, hasta que la enorme sombra de la gigante se perdio a lo lejos, y el eco de sus pesados pasos dejo de oirse...y aun con esto, el se quedo alli...hasta casi las luces del alba, donde, con pesar, tomo las riendas del carro y para sorpresa de todos que ya le daban por muerto a manos de los gigantes, entro en la aldea...

Lo primero que hizo tras despertar a sus padres y hermana que se volvieron locos de alegria, fue contar a su padre todo lo sucedido, y ante la incredulidad de su padre, montaron a caballo, para ver la tierra que la gigantita habia despejado para ellos, ahora regada por un ancho canal de riego. En cuanto ambos se presentaron en la casa del jarl a reclamar la tierra que habian despejado en una noche, el jarl se hecho a reir, y dijo que a buen seguro se la daria , pensando que a lo sumo, tendrian un mal puñado de tierra donde mal plantar cuatro semillas, pero en cuanto vio con sus ojos lo que eran unos campos de cientos de metros cuadrados, la ira le consumio...ya que su consejero le recordo que no podia incumplir su propia palabra sin quedar delante de todos como un gobernante indigno de confianza.

Se interrogo al niño, y le obligaron a jurar por Tyr que diria la verdad, asi que cuando le preguntaron quien le habia ayudado a hacer el trabajo en una sola noche, contesto "tan solo una niña mi señor", y por mas que le amenazaron con que el perjurio ante Tyr se castigaba con tremendos sufrimientos en la otra vida, nadie fue capaz de sacarle mas testimonio que ese , que una niña le habia ayudado, barriendo con la palma de su mano el suelo...su padre entendio que lo que contaba era absolutamente cierto, pero para el consejo y el jarl, aquello era incomprensible (no podian imaginar que la niña era una giganta!), pero acabaron por conceder a los padres del niño las tierras prometidas, con las que vivieron con holgura el resto de sus vidas.

Con el paso de los años, y ya muy anciano, el  seguia recordando su encuentro con la giganta, y se sentaba a contar a todos que, en sus años mozos, habia viajado lejos, y habia encontrado a su amiga, y habia conocido a muchos otros gigantes, incluso, habia orado a Thor, y le habia rogado que respetase el oculto rincon de la montaña donde habitan los gigantes bondadosos

Aun hoy hay un lugar , un enorme valle en Suecia al que llaman "el regalo de la giganta". Se dice que muy al norte, aun hay una giganta, ahora ya adulta que recuerda un encuentro con un pequeño humano...quiza cuando nosotros lo hayamos olvidado ya, y como la raza de los Jotum viven mucho mas, los padres gigantes cuenten a sus peques porque Thor respeta la montaña de los gigantes bondadosos.