De la sagrada virtud de compartir

Publicado por HEATHENPRIDE , viernes, 24 de junio de 2011 10:45


Has de saber hermano viajero, que mi casa es tu casa, mi cama es tu cama, y mi mesa es tu mesa, compartamos pues el fuego y el cuerno, y tambien una animada conversacion, que nos sacuda el frio de la noche, pues has de saber, que, en una noche hostil como esta, llena de nieve y frio, dos caminantes, vagaron sin rumbo fijo por estas tierras, agotados de una larga jornada, encontraron la luz guia de una pequeña choza, muy humilde, pero ante la prespectiva de una noche a la intemperie, se acercaron a la cabaña, y llamaron a la puerta.


Abrio sonriente una anciana, ajada por los años, y con los huesos curvados por su edad, que dio la bienvenida a los viajeros. No disponia en tan humilde morada, de grandes comodidades, con todo, los dos viajeros, agradecieron el calor de la hospitalidad, y el gesto de la anciana, que, se dispuso a sacrificar su unico cordero, para agasajar a sus invitados con una buena cena. Los dos hombres, agradecieron una vez mas, tan generoso gesto, y los tres en buena compañia, compartieron mesa y alimentos,hasta que, ya acabada la cena, ambos caminantes, mostraron a la sorprendida anciana sus verdaderas identidades.

Le pidieron que separase en dos montones los huesos del cordero que acababan de devorar, en un lado los mas grandes, en el otro, los pequeños, y ya presentados como Odin y su hermano de sangre, el joven Loki, se les ocurrio premiar el corazon generoso de la anciana, asi, cada pequeño hueso, se transformo en gallo o gallina, y cada hueso mayor, en un cordero o cabra.

La anciana no cabia en si de su asombro, pero acepto el regalo, que los dos dioses le recompensaron por su generosa hospitalidad. Despues, ambos caminantes, se despidieron al alba, y desaparecieron en el camino nevado.

Pero la anciana, no sabia que hacer con tanto ganado, asi que, se quedo una parte menor, con el resto, acudio a la feria de los festejos del Jul, quiso la fatalidad, que una pareja de gentes ruines, escuchasen el relato de la prodigiosa fortuna de la anciana, de como la habia conseguido, y llenos de envidia , regresaron a su hogar, codiciando del bien de la anciana.

Pero el tiempo por las estaciones invernales es caprichoso, asi, que no tardaron en volver a aparecer las nieves, y los frios, y con ellos, los dos misteriosos caminantes ...esta vez, de camino a una granja visiblemente, mas prospera , donde llamaron a la puerta.

Abrio una mujer oronda, al lado de su no menos orondo esposo, que, no tardaron en recordar codiciosos la descripcion de los viajeros, que la anciana habia hecho, asi, que, mas por interes que, por deseo propio de dar hospitalidad al viajero, les acogieron en la granga y les invitaron a la mesa.

Pero la mezquindad de la esposa, no tenia limites, y dijo al oido a su esposo "demosle de comer a estos cualquier cosa, no sea que nos equivoquemos, y paguemos con un buen cordero un favor a unos vagabundos que nada puedan ofrecer al cambio". Asi que, mataron a u chucho viejo, ya corvo y flaco, y con el, hicieron el guiso y lo presentaron, como el mejor de sus corderos, a los dos invitados...

Pero aun no habia incado el diente el primero, cuando se incendio de colera el unico ojo del de al lado.

"Deten tu apetito hermano...que el guiso de cordero ha ladrado!"

Monto en colera el astuto Loki, y crecio cual gigante, muy encolerizado, y gritando con ira, maldijo a la pareja:

"Perros sois, pues carne de perro me habeis dado!"

Y respondio tronante la voz de Odin:

"Y como perros del hueso roereis, de la carroña del animal como animales matado"

Y mientras los avaros se transformaban en bestias, agachados en el suelo, ambas voces tronaron...

"Y no comereis mas que huesos...ya que por ellos, habeis ladrado".

Dicen que desde entonces, se extiende la maldicion, que nacio de dos avaros, y asi se cuenta aun, a los viajeros, a los niños que no comparten, y yo os la cuento a vosotros, que compartis alegrias y penas en el foro, y sin duda, compartiriais mesa, como mis hermanos.

Contemplemos pues la virtud de la hospitalidad, y de lo que tenemos, compartamos, pues el mismo Odin que prove nuestra fortuna, vigila y recuerda nuestros actos...

UN CUENTO DE HADAS FINLANDES

Publicado por HEATHENPRIDE , sábado, 18 de junio de 2011 7:03


Hubo una vez, largos años hace, una hacendosa casa de labor en la que vivía un campesino con su esposa y sus tres hijos. Sucedió, lo cuenta el viento, que cada vez que el campesino había terminado las labores de la siembra de primavera, llegaba una noche de tempestad veraniega y le aruinaba todo lo que había sembrado para desesperación de todos. Así le venia sucediendo ininterrumpidamente durante doce años seguidos.

Finalmente, el campesino se hartó de este extraño estado de cosas, y tras vaciar su cuenco de hidromiel, golpeo con el puño la mesa y dijo:

Dejaré la siembra sin hacer este año; de todas formas sera trabajo inútil y fatiga para mi y los mios innecesaria, las tormentas llegaran y lo hecharan todo a perder, años tras año sucede lo mismo, nunca saco nada...

Entonces el hijo mayor pidió a su padre que le dejara cultivar las tierras, aunque solo fuese para demostrarle que podia hacerse cargo del trabajo. El padre penso para sus adentros que poco podia lograr su hijo, donde el habia fracasado, pero se guardo su orgullo y nada dijo, charlaron a la luz del fuego, y determinaron que si ese era el deseo del muchacho, podia empezar las labores cuando gustase. El padre le dio permiso para que así lo hiciera.

El joven abonó las tierras y las sembró, puso todo el ahinco y empeño que pudo. Pero llegó la noche de tempestad veraniega y volvió a suceder lo mismo que le había ocurrido a su padre. Practicamente nada pudo salvar de la cosecha.

Avanzo inexorable la rueda estacional y a la primavera siguiente, el hijo mediano pidió a su padre que le dejara intentarlo, dijo que era joven y conocia algunos trucos nuevos. El padre le dio permiso, por no ser menos que su hermano, así que el muchacho trabajó las tierras y las sembró, incluso viajo con un carro a los cantiles rocosos de la costa, y recogio excrementos de ave para abonar las tierras. Cuando llegó la noche en la que se esperaba la tormenta, espero sin acostarse y se quedó en vela. A medianoche, se desencadenó tal tormenta y de tal furia que derribó los árboles del bosque. Entonces fue a tumbos a la despensa, tomo una jarra de licor y después de vaciarla para olvidar su derrota, se acostó. Cuando a la mañana siguiente se levantó tarde y con la cabeza dolorida, las tierras y la cosecha, estaban tan hechadas a perder como las veces anteriores.

Llegada con el ciclo anual la siguiente primavera, el hijo menor pidió a su padre que le dejara probar suerte también a él, no queria ser el unico de los hermanos que no probase fortuna. El padre ya cansado de luchar,no le quería dar permiso:

¡Si no hace más que acumularse desgracia sobre desgracia!...Esta tierra esta maldita y nada puede hacerse!

Como el menor tampoco tenía aperos para sembrar, su padre tendría que ayudarlo en la tarea, y no estaba con animos ni por esa labor, pero el muchacho no cegaba en su empeño, e insistia noche tras noche en su petición..Pero al final, pese a todas las dudas y reticencias, el chico se salio con la suya y el padre le dio permiso para sembrar las tierras.

. Preparo la tierra como bien le habia visto hacer a su padre, y sembro en ella, de la misma forma que habian hecho durante años, nada especial hizo para alterar la costumbre.Llegado el tiempo de las tormentas, el muchacho se quedó en vela noche tras noche esperando. Cuando la tempestad estaba llegándola fin, se dirigió a un puente que había sobre los surcos de las tierras y se acostó debajo de él. Esperando…

Al poco tiempo tres pájaros negros se posaron en el puente. De repente, los pájaros se convirtieron en doncellas que hablaban entre ellas y reian danzando, tiraron su ropa al suelo y continuaron danzando desnudas bajo la tormenta. Una de ellas se adelantó hasta las tierras y empezó a pisotear lo sembrado; las otras dos la siguieron. Entonces el joven saltó de debajo del puente y les arrebató las prendas que encontro sobre la tierra mojada. Dos de ellas regresaron inmediatamente sobre sus pasos y rapidas consiguieron arrancar sus vestidos de las manos del joven, pero la tercera , extasiada en la danza , fue mas lenta y no pudo recuperarlo, y se quedó allí, desnuda ante el, tiritando de frio. Entonces acosó al joven:

¿Qué va a ser de mí si me retienes aquí?, he de retirarme antes de la llegada del alba.

El joven apreto con fuerza en sus manos el vestido y contestó:

No te dejaré marchar así como así. No si antes no le pagas a mi padre la cosecha de diez años y a cada uno de mis hermanos la de un verano. Vuestro juego nos ha costado inviernos de miseria y penurias.

Entonces ella levanto la mirada y dijo:

¿Y con qué te voy a pagar si no tengo nada excepto mi persona? .

Como no tenía otra cosa que ofrecer y viendo que el joven no la iba a dejar marchar , instó al joven a que la tomara por esposa. El joven accedió complacido, pues la muchacha era bella como una Ninfa. Ella le tendio la mano y le dio un anillo diciendo:

Ponte el anillo en el dedo; es señal de que estoy prometida contigo. Y cumplire mi promesa.

El joven dejó partir entonces a la muchacha. Decidieron que él prepararía la boda según la tradición de sus gentes y que ella acudiría a la misma a una hora determinada. El joven hizo público anuncio del compromiso a familiares y amigos. Llegó el día fijado para la ceremonia y banquete. Todos los invitados se habían reunido a esperar a la novia y habia gran algarabia y festejo, pero las horas pasaban y la doncella no aparecia, como parecía que no llegaba, al joven le entró miedo y empezo a pensar que no se presentaria a cumplir la promesa que le habia hecho. El dia avanzo hasta pasado el medio dia, así que salió a ver si la veía llegar. Al rato oyó algo así como el cascabeleo de unas bridas, y poco después llegó la novia en un carruaje tirado por muchos caballos grises.

Se celebró la boda con comida, bebida y el estampido de las armas golpeando los escudos, los amigos de la familia mostraban asi el respeto por la joven pareja y su compromiso de lealtad y defensa si las cosas se ponian mal en el futuro.

El señor de las tierras, que vivía en un salon amplio próximo, envió a un criado a la granja de la familia del muchachoi con el encargo de preguntar:

¿Por qué estáis montando tanta algarabia y golpeando los escudos y haciendo alarde de las armas sin que yo lo sepa?

El criado regresó y contó a su señor la respuesta:

Estaban celebrando una boda; el hijo del vecino se ha casado, y tiene una mujer muy bella. Tan bella dicen que es, que se dice que no hay en toda esta tierra, doncella mas hermosa y que la pueda hacer par.

El señor de la tierra, quedo muy impresionado por la descripción de tan magna belleza y decidió entonces ir a ver a la novia. Su hermosura le deslumbró tanto que dijo:

Ya que has conseguido una mujer tan maravillosa sin ayuda de nadie, esta noche tendrás que talar un bosque de robles entero. Tal belleza solo puede ser entre los magos, o las hijas de un noble, asi que , no tendras poblemas en encontrar las manos que te ayuden en tu tarea.

Entonces al joven le entró miedo una vez mas. Penso que la petición de su señor era a todas luces imposible de cumplir.

¿Cómo voy a conseguir talarlo?-pensó- Y si fracaso, ¿Qué sera de mi familia y mi esposa?.

El muchacho se lamentó esa noche antes de compartir su lecho a su mujer:

¿Cómo voy a poder hacer todo ese trabajo?. Mi señor me pide lo imposible.

¡No te preocupes! —le contestó su mujer. Y con un beso, le acurruco a su lado, y juntos descansaron un rato.

La mujer pidió a una muchacha que hacia las veces de criada en la casa que, en cuanto sonaran las doce, le tuviera preparado el mejor caballo ruano en los establos. A continuación dijo a su marido:

Móntate en el caballo ruano y vete al galope al bosque de robles del rey. Entregó a su marido un hacha de mano pequeña diciéndole:

Cuando tales el roble más pequeño debes decir: «¡Que de este golpe se caigan todos los robles!, que el señor de las tormentas se sirva de esta hacha!».

El joven así lo hizo y acudio a la linde del bosque, en cuanto golpeo con el hacha y hubo pronunciado el conjuro,el bosque quedó completamente talado por la fuerza de una poderosa tempestad que tumbo los arboles uno a uno. Se montó en el caballo ruano, tras completar la tarea y regresó a su casa.

¿Qué? ¿Cómo te ha ido?—preguntó su mujer riendo.

Él entonces contestó dandola un abrazo:

Todos los árboles están talados. Mi señor no tendra motivos para la queja.

A la mañana siguiente llegó de nuevo el amo de la tierra, muy sorprendido, diciendo:

Ya que eres tan fuerte, debes levantarlos todos otra vez. Que el bosque vuelva a ser lo que era!.

El muchacho se ensombrecio y agacho la cabeza, entonces se volvió a afligir mucho.

¿Cómo voy a conseguir hacer eso?. El amo solo busca mi ruina.

Pero su mujer volvio a consolarle y le dijo:

No te preocupes, que eso se hará enseguida. Si haces lo que te diga.

En cuanto dieron las doce de la noche y tal como ella habia dispuesto, llegó la criada y los despertó:

Ya son las doce señora!.

El caballo ruano estaba esperando en la puerta; era el mismo de la noche anterior. La mujer dijo a su marido:

Cuando galopes por el bosque, levanta el roble más pequeño y di: «Yo levanto éste y que todos los árboles se yergan ellos solos!, lo clavo en el seno de madre tierra, y que el padre de las tormentas lo alimente con sus lluvias a el y a sus hermanos».

Así lo hizo el muchacho y, efectivamente, todos los árboles se levantaron de nuevo y el bosque volvio a ser incluso mas frondoso y profundo que antes. Entonces volvió a casa junto a su mujer , que al verle desmontar de su corcel, le preguntó:

¿Qué tal te ha ido amado mio?

¡Todos los árboles vuelven a estar en pie!, ahora los pajarillos anidan sobre ellos.

A oidos de su señor , llego tal prodigio, y personandose en su casa , el señor de las tierras le dio orden de que buscara las llaves del gran Hoff comunal, que se habían perdido en los tiempos de su abuelo:

Ya que eres tan fuerte, a lo mejor también lo sabes todo. Incluido a que infierno han ido a parar las llaves!

El hombre, que creyó estar de nuevo en un gran apuro, se dirigió a su mujer que trasteaba en la despensa,diciéndole:

Ahora me exige las llaves del gran Hoff, que se perdieron en tiempos de su abuelo.

La mujer contestó sin dejar de remover el puchero donde preparaba la cena:

No te preocupes, que han de hayarse. Móntate mañana temprano en el caballo ruano; él galopará contigo hasta una iglesia cristiana y se detendrá allí. A continuación, las puertas de la iglesia se abrirán ellas solas. Entra y coge las llaves que están en la pared del fondo, pero al salir de allí, no mires hacia atrás. Es todo cuanto ha de hacerse!.

El joven cabalgó hasta la iglesia en el caballo ruano nada mas rayar el alba, cogió las llaves tal y como ella habia dicho y se dispuso a salir. En ese momento, una voz rugio dentro de la iglesia y gritó:

¡Eh, joven! ¿Qué has hecho? ¡Alto, detente, has cogido algo que no te pertenece!

Él se dio la vuelta para mirar... y el caballo se encabrito y le tiró al suelo.

El manojo de llaves se le escapó volando de las manos hacia el caballo ruano y se quedó colgando de uno de sus cascos. El caballo ruano cogió las llaves con los dientes y partiendo al galope ,se las llevó a su dueña. Ella se las llevo personalmente al señor de las tierras y frunciendo enfadada el ceño le dijo:

¿Qué habra sido de mi marido con las cosas que le mandas hacer? Es muy posible que le haya ocurrido una desgracia. Ruega a los dioses en los que creas que asi no haya sido, porque lo lamentaras si algo le ha pasado.

No te preocupes —dijo el señor, impresionado por el descaro de la mujer que se atrevia a hablarle con tal falta de respeto—. Una mujer como tú seguro que consigue otros hombres.Incluso mejores que el hijo de un campesino.

Pero ella esperó durante un año su regreso, mirando cada noche al cielo, y desvelada al lado de su lecho.Transcurrido ese año de esteril espera, el señor ordenó tajantemente que se casara con él, codiciando poseer a una dama de tan radiante hermosura. A ella no le quedó más remedio que ir con él a la iglesia, para casarse por el imperante rito cristiano, pero antes de partir acongojada le dijo a la criada:

No creo que se presente mi marido, pero lo que voy a decirte es por si se diera el caso de que al final apareciese por ventura: en cuanto llegue a la iglesia , encontrara respuestas y volara hacia mi. Mira en qué dirección vuela y dile que vivo pasado el mar negro y el mar blanco, en un salón sumergido en las profundidades del mar rojo. Aunque hasta allí no va a poder llegar de ninguna manera.

Y quiso el destino que las cosas sucediesen, tal y como ella habia predicho, al poco de marcharse ella, aparecio en la casa renqueante el, y tras escuchar lo que la criada le conto del forzado matrimonio de su esposa, no quiso escuchar mas, no quiso quedarse ni a sanar sus heridas Asi que el joven salio aun malherido a la busca de su esposa rumbo a la iglesia. Todo lo que supo de ella, por lo que le narraron los campesinos que le vieron pasar tambaleante, fue que habia desaparecido, camino de la iglesia, donde devia desposarse con un poderoso terrateniente, que la espero en vano durante incontables lunas, incluso ofrecio una sustanciosa suma de oro a quien pudiese hayarla, pero nada obtuvo con este intento.

Mientras el hombre iba arrastrándose penosamente hasta la iglesia , pasó por delante de una vieja capilla en ruinas; en el atrio había tres hombres que le gritaron:

¡Eh, hombre! ¡No sigas y ven aquí!, tenemos algo que consultarte.

Él se dirigió hacia donde estaban. Tenían tres cosas que querían repartirse. Eran viejos y llevaban ya toda su vida ocupados con ese reparto, pero aún no se habían podido poner de acuerdo. Y se les iba la vida en la eterna disputa.Le dijeron al hombre:

¡Reparte estas tres cosas entre nosotros!, y que sea tu mano la que de suerte a unos o otros.

Las tres cosas eran un sombrero, un par de botas y una espada. El joven cogió el sombrero y preguntó:

¿Qué se puede hacer con él? Entonces le contestaron:

Si te pones el sombrero del Blindr, nadie te podrá ver.

Se puso inmediatamente el sombrero en la cabeza antes de que los ancianos pudiese arrebatarselo y preguntó burlon:

¿Me veis ahora? Ellos contestaron:

No maldito seas, ya no te vemos.

Luego preguntó qué se podía hacer con las botas, y le contestaron:

Con las botas de los Jotum puedes llegar de una zancada hasta mas alla de donde te alcance la vista.

¿Y qué se puede hacer con la espada?

Se dice que fue utilizada en la guerra y esta forjada por sabios enanos; si la blandes caerán todos los enemigos como moscas, delante de ti.

En un abrir y cerrar de ojos se puso las botas y llegó volando a la vieja iglesia donde la voz le habia distraido y logrado que su caballo le tirase, alli recordo que, un hombre con habitos, le habia mantenido sedado, durante largo tiempo, tratando de convencerle para que desistiese de “vivir con una bruja”. Esta vez, se presento como un furioso espectro ante el monje, blandiendo la espada ante su gaznate, y aparecio como por arte de magia ante el asustado clerigo, en cuanto se quito el sombrero. Este,amedrentado por el filo de la espada, le conto lo del lord que pretendia desposar a su esposa, aunque esta no llego a presentarse , se dice que desaparecio con su caballo, envuelta en una extraña niebla y una poderosa tempestad, camino de las tierras del este.

Regreso entonces a casa, a escuchar el resto del mensaje de su solicita criada, y a despedirse de sus padres y hermanos, resuelto a encontrar primero a su esposa, y mas tarde tomar venganza de su traicionero señor, pero hayarla a ella era lo primero.

Había pasado un buen rato desde que emprendiera el vuelo hacia el este, con las botas calzadas en sus pies, cada zancada era un salto tan enorme, que ciertamente, se dijera que volaba sobre montes y prados. Había llegado a una casa nueva dew comidas, se había hecho pasar por tratante de caballos y se había tumbado a dormir apoyado en la mesa, mientras esperaba la cena. Mientras estaba durmiendo, la posadera y el posadero pusieron en la mesa una comida exquisita. Entonces la mujer dijo a su marido:

Le pediría al forastero que se sentara a comer, pero ¿crees que le apetecerá la comida?, parece una persona de rasgos nobles, lo mismo podria desposar a nuestra hija y hacer de ella mujer de provecho.

El forastero oyó lo que decían, pues habia despestado poco antes, pero fingio dormir todavia. El posadero fue hacia él y lo zarandeó diciendo:

¡Levántate, huésped, y prueba nuestro guiso!! .

Entonces él se incorporo bostezando y dijo:

¡Ah, qué mesa tan bien servida!, Nunca digo no a un buen caldo y un sabroso guiso bien regado con cerveza, mas, si esta servido por una muchacha de generosas caderas.

El posadero y la posadera se rieron mucho. Porque su azorada hija iba y venia, atendiendo a los huéspedes, y parecia haber cautivado la atención del forastero.

Después de cenar durmieron toda la noche de un tirón. A la mañana siguiente, el posadero estaba mucho más amable aún que la noche anterior. Llamó al forastero y le enseñó sus almacenes. Primero le mostró un arcon que estaba completamente lleno de cobre. Al parecer, se enriquecia vendiendo estas reservas a los herreros locales.

Ahora vamos a ver otro. El siguiente estaba lleno de plata. Dijo que era fruto de sus correrias de juventud al servicio de un señor de la guerra local.

Luego hablaron de ir a su habitación personal, a ver la pequeña provision de oro que reservaba para el ajuar de boda de su hija. Cuando el posadero salió del almacén, miró a su alrededor y dijo:

Pero ¿dónde se ha metido el hombre?- Busco por la posada y en el cuarto donde habia dormido la noche anterior, incluso espero encontrarlo cortejando a su hija, pero la encontro desolada y sola, del forastero, no habia ni rastro.

Éste se había puesto su sombrero y había llenado su mochila de oro en la habitación del posadero, lo que este no sabia, es que fingiendo dormir se entero de la procedencia de tal tesoro, los posaderos emborrachaban a los huéspedes y cuando estes dormian la modorra, les aligeraban del peso de su oro, luego, no tenian mas que hacerse los ofendidos por la falta de pago por el hospedaje, y como los huéspedes no tendrian ganas de aumentar mas su infortunio con pleitos con la posada, se iban sin mas, de esta forma, los muy truhanes, se quedaban con lo robado.

No esta bien robar, y el forastero lo sabe, pero tampoco usar estas malas artes, aunque sea para procurarse el ajuar de boda de su hija. Le dolia romper las esperanzas de la muchachuela, pero penso, que era joven y bonita, y posiblemente, ya tubiese relaccion con algun muchacho del pueblo, asi que no le hecharia mucho de menos. Mientras el posadero buscaba al huesped por todas partes, Lo buscó por doquier y, al no encontrarlo, volvió en si, y temiendose lo peor, fue corriendo a sus aposentos.

Pero ¿dónde se habrá metido este joven?, maldita sea su sombra negra!.

Entonces se dio cuenta de que su reserva de oro habia volado, y vocifero:

Parece que era un brujo ladrón, aunque se hiciera pasar por tratante de caballos!!.

Entretanto, el joven ya había recorrido un buen trecho por los campos y resolvió ponerse las botas para volver a hacer un gran trecho por jornada. Pero hacia calor y se quito el sombrero para secarse el sudor.Al quitarse el sombrero, el posadero lo vio a lo lejos, pues habia salido tras el, con toda una legion de pueblerinos alterados.

Por allí va ese condenado. Apresadle!

El joven se calzo las botas, y de una zancada, desaparecio de la vista de todos, dejandoles con un palmo de narices, siguió su camino en busca de su mujer, siempre rumbo al este. Anduvo un día (aunque con tales botas, podria haber caminado la distancia que un mortal recorre en años) y llegó al mar blanco. Entonces recorrió las dos orillas, cubiertas de hielo y nieves perpetuas. Encontró una pequeña casa en la que vivía una muchacha vestida de blanco niveo que estaba calentando su cuarto. La muchacha le preguntó:

¿Adonde deseas ir extranjero?

La muchacha tenía una tez palida, y la piel fria como el hielo, aunque de apariencia hermosa, sus uñas eran garras que medían tres codos. No le cupo duda alguna que se trataba de alguna bruja o hechicera , guardiana de aquellos parajes.

Él contestó que quería ir al otro lado del mar blanco, a donde le reclamaba el amor de su esposa.

Te llevaré remando hasta allí, pero me quedaré con una mano tuya como pago a mis servicios.

¿No preferirías que te pagara con oro? —dijo el joven—. Tengo la mochila llena. Con el, podrias comprarte cualquier cosa que anhelases.

No, no quiero. Si no queires que los hielos te cierren el paso, ese sera el pago!.

La muchacha insistió en que le tenía que dar su mano como pago antes de emprender la travesía, pero el joven le contesto:

Déjame la mano durante el viaje para que pueda llevar el timón mientras tú remas, nunca llegaremos a la otra orilla, si perdemos el rumbo.

Los remos eran de cincuenta brazas de largo y la barca de madera tan endurecida por los hielos, que ni la mejor de las hachas pudiera haber hecho mella en ella. Tras remar un trecho largo, divisaron la otra orilla. Entonces el joven se puso su sombrero y se bajó del barco de un brico. La muchacha lo buscó por todo el barco muy furiosa. Pero obviamente, nada pudo encontrar y sus gritos se oyeron en la orilla opuesta del mar blanco.

¿Dónde se habrá metido el joven? ¡Al final no me ha dado absolutamente nada, ni el oro ni la mano!

El joven camino toda la jornada siguiente , a paso aun mas rapido que el dia anterior, se dice, que la distancia cubierta, fue tan grande, que ni las hebras de lana de mil carneros anudades entre si, podrian cubrirla en linea recta,anduvo por la orilla del mar negro, un horrible pantano lleno de brumas y hedor a muerte hasta que volvió a encontrar una casa en la que vivía una muchacha que calentaba una marmita al fuego. Era delgada y de aspecto famelico, y sus ojos parecian dos cuencas vacias.Se dirigió a ella y le dijo:

Tu hermana pequeña, que me ha cruzado el mar blanco a remo, me ha pedido que te dé muchos recuerdos de su parte. Es bella, pero sus besos frios no han hecho de mi noche un recuerdo calido!.

Al oír esto, la muchacha se puso a gritar furiosa:

¿Cómo es posible que te haya cruzado a remo sin haberse quedado siquiera con una mano tuya como pago? .

El joven entonces le enseñó su mochila y repuso alegre:

Le he pagado con oro, pero aún me queda suficiente como para pagar por que tum me cruces a la otra orilla!,

La muchacha se puso más furiosa aún:

¡No debería haberte llevado a la otra orilla por oro!, hay precios que no pueden cambiarse!.

El joven insistió en que le llevara remando hasta la otra orilla del mar negro.

De acuerdo, lo haré —dijo la muchacha—, pero con la condición de quedarme a cambio con tus dos manos. Una por mi trabajo, la otra por el que no ha sabido cobrarse mi hermana.

Cuando llegaban a la orilla y embarcaron en una barca hecha de osamentas y pieles tensadas, la muchacha dijo:

Trae aquí tus manos que te las corte. El precio ha de ser satisfecho.

Déjame las manos durante el viaje para que pueda guiar el timón, ya anduve horas trastabillando en medio de los hielos porque tu hermana perdia el rumbo; ya las cogerás cuando hayamos llegado a la otra orilla.

Está bien —dijo la muchacha—, las cogeré cuando hayamos llegado a la otra orilla. Ahora sube y acabemos de una vez.

En cuanto divisaron la orilla, el joven se puso su sombrero, saltó a tierra y dejó a la muchacha vociferando furiosa en su barco. Aunque la muchacha tenía unas uñas que medían seis codos de largo y repartia zarpazos en el vacio y su voz sonaba como el estruendo de una avalancha de rocas, se le entendía muy bien lo que decía.

El siguió caminando una jornada mas, esta vez, ya no hay cuenta para la distancia recorrida, hasta llegar a la playa del mar rojo, un infierno de llamas y azufre. Allí estaba otra muchacha que, para calentar su cuarto, revolvía la chimenea con sus uñas de mas de una docena de codos de largo, pues la madera arde mejor cuando se la atiza. Sus vestimentas despedian volutas de ceniza incandescente y sus cabellos y ojos refulgian como fuego. El joven le dijo:

Tus hermanas me han dado recuerdos para ti. Aunque no dormiria una noche con ninguna de ellas!.

¿Cómo has podido llegar hasta aquí —preguntó ella hablando sobre todo por la nariz que escupia vapores como un dragon— y conservar las dos manos? Ellas te tendrían que haber quitado las manos. ¡Ay, qué hermanas éstas!, ya no saben hacer bien su trabajo, ¡Se van a enterar cuando vaya a verlas! ¡Mira que cruzarte en su barco de remos por oro cuando debían haberte quitado las dos manos!...Ni todo el oro que afirmas llevar en tu zurron, valdria para pagar el viaje.

Al rato parecio serenarse o se le pasó un poco el enfado y preguntó al joven:

¿Adonde quieres ir entonces?

Quiero ir al salon sumergido que hay en mitad del mar rojo y del que sólo se ve la puntita de la mas alta de sus torres —contestó él.

La muchacha le contó que nunca había visto tal salon, ni oido hablar de dama alguna que habitase en el, a pesar de que había recorrido a remo todo el mar de un lado a otro. No obstante, a la mañana siguiente se dirigió a la playa y empezó a gritar:

¡Eh! ¡Hola! ¡Vosotras, todas las aves del cielo! ¡Venid aquí, que quiero hablar con vosotras!. Y su voz sono como el eco distante del trueno, y se oyo en todas partes.

En un minuto estaban allí todas las aves, grandes y pequeñas, algunas conocidas en nuestras tierras, otras exoticas, de lugares desconocidos, incluso acudio algun dragon a la llamada- así que les preguntó:

¿No habéis visto mas alla de las orillas del mar rojo un salon del que sólo asoma del agua la puntita?

No, no sabemos de que nos hablas! —contestaron todas las aves.

Bien, ¡marchaos! —les ordenó la muchacha y se quedo mirando al cielo teñido de rojo un buen rato.

En cuanto las aves hubieron desaparecido, volvió a gritar:

¡Eh! ¡Hola! ¡Vosotros, todos los peces del mar! ¡Venid aquí, que quiero hablar con vosotros! Los peces asomaron de las hirvientes aguas, y se acercaron a ella y ésta les preguntó:

¿No habéis visto un gran Hoff sumergido en el mar, del que sólo asoma la puntita?

No, no hemos visto ningún lugar semejante —contestaron todos los peces.

¡Entonces marchaos!-rugio ella visiblemente contrariada.

Apenas habían desaparecido los peces, se presentó una ballena que evidentemene, se presentaba con retraso a la llamada. Al verla, la muchacha empezó a regañarla:

¿Por qué llegas tan tarde? ¿Acaso no podías estar aquí al mismo tiempo que los demás?, acaso ya no obedeces a tu señora?.

Entonces la ballena hablo con un gemido y excusandose, contó lo siguiente:

Excusa mi tardanza gran señora!.Cuando venía nadando hacia aquí, pasé por un gran salon sumergido y se me quedó atascada la aleta en uno de los aleros de la torre,por eso me he entretenido.

¡Ya te puedes ir!, ya te interrogare mas tarde acerca del paradero de ese salon —dijo la muchacha a la ballena.

En cuanto la ballena se disponía a marcharse de allí, contenta de haber salido indemne a la furia de la hechicera del mar rojo, el joven se puso su sombrero y se montó en su lomo, ni que decir tiene, que la guardiana del mar de fuego, trono de ira y sus gritos estremecieron el cielo y la tierra, pero nada obtubo con su rabia.

La ballena navego en los mares, largas jornadas, lejos de todo oceano conocido, hasta que, volvió a pasar nadando por delante del gran Hoff y entonces él saltó y se quedó en la punta emergente de la torre que apenas sobresalia del agua.

Entonces sono un cuerno con eco lejano.. De repente, los habitantes salieron del salon y la gran casa se quedó completamente seca.

Aun oculto por su sombrero magico, el muchacho observaba los movimientos de aquellas gentes, podia ver el trasiego de la guardia, con sus largas lanzas y sus escudos circulares, y el ir y venir de siervos atareados en el servicio. Oculto tras una esquina, se quedo quieto, hasta que apareció una criada que había salido a buscar agua potable para la doncella que una vez había sido su mujer, murmuraba con prisa la necesidad de llevar agua fresca a la señora del gran salon. El hombre aún llevaba puesto el anillo que la muchacha le había entregado cuando la pilló pisoteando las tierras sembradas. Se sacó el anillo, y cubierto por su velo de invisibilidad lo echó dentro del cántaro del agua y entró tras los pasos de la muchacha en el palacio. Pero, como llevaba puesto su sombrero, nadie pudo verle, tan solo la guardia olisqueo un raro olor a azufre, resto de la estancia en las playas del mar rojo, pero no pudieron hayar de donde provenia.

Al coger el cántaro para servirse agua, la doncella que se sentaba entre comensales distinguidos oyó que algo tintineaba en él fondo:

¿Qué es lo que tintinea en este cántaro?, ¿acaso se ha caido en el alguna moneda de plata?- dijo riendo . Miró en el interior y encontró el anillo.

¡Pero si es el anillo que entregué a mi marido al prometerme a él! ¿Cómo habrá venido a parar aquí?- Exclamo con asombro.

El hombre, que ya no podía contener su alegría, se quitó rápidamente el sombrero. Y aparecio ante su esposa para narrarle emocionado todo lo sucedido, mientras se fundian en un calido abrazo.

Dicen que el señor del gran Hoff era un poderoso mago , otros dicen que quizas un dios poderoso, que ofrecio al joven su ayuda para vengarse de la traicion del señor de la guerra. Pero este la rechazo, dijo valerse solo para culminar su venganza, asi que, aquella noche, se festejo el feliz encuentro y hubo grandes festejos en el gran salon,

Al alba, la feliz pareja partio en corceles magicos rumbo a la casa natal del joven esposo, alli, las cosas habian empeorado mucho, el señor de las tierras, ahora era propietario de todo, todos le servian cabizbajos y le rendian tributo, supo que , su viaje habia durado incontables años, ya no reinaba el pusilanime traidor que habia pretendido robarle la esposa, sino el hijo de uno de sus hijos, tan despota y tirano como sus ancestros.No encontro mas que ruinas de su casa, y supo que sus hermanos y padres, habian abandonado esas tierras poco después de su marcha, sus padres fallecieron ancianos, de sus hermanos, se dice que vivieron felices, largo tiempo, lejos de esas tierras, incluso se dice que uno de ellos, desposo a la amable criada que tan bien les habia servido.

Se presentaron en la corte del nuevo señor, que no les atendio amablemente precisamente, mas bien les exorto a avandonar sus tierras, espoleado por un mitrado sacerdote y su guardia. Dicen que ambos esposos, desaparecieron en la bruma, y que nunca mas se supo de ellos, muchos dicen, que su linaje, aun reina en algun lugar, bajo las aguas de los oceanos, otros afirman, que tras la marcha de los dos jóvenes, se declaro en las tierras del gran señor, una tremenda tormenta, que castigo sobremanera las tierras del feudo, y que a ello le siguieron revueltas del pueblo…aunque otros dicen, que todo esto, no son mas que cuentos, acerca de viejos dioses, espadas y hermosas damas hechiceras…Poco importa, no hay noche en la que muchos jóvenes soñadores, busquen entre los campos, a un cuervo comiendo el grano, y lo espien, esperando verlo convertirse en doncella, que dance desnuda, a la luz de las estrellas.

De como el oceano se volvio salado.

Publicado por HEATHENPRIDE , sábado, 11 de junio de 2011 6:29


Dicen que la casa de Aegir y Ran es un enorme palacio de bloques de sal, cuentan las leyendas de la vieja Noruega que recien instalada la joven pareja en su morada acuatica, por aquel entonces aun dulce, pues provenian sus aguas de las fuentes primordiales bajo el gran Arbol del Mundo, precisaron de un hogar, y no hallando mas materia que roca de los cantiles de las orillas, pidieron ayuda a los jóvenes dioses del Asgard para confeccionar su morada, y estos se la concedieron!.

Pero vayamos a lo que puede responder a la cuestion, ¿Por qué la morada de Ran y su esposo es salobre?. Un intrépido capitán de una flota de Knarr mercantes recaló en un puerto de las costas noruegas para hacer negocios con sus pieles. Allí un comerciante le vendió unos enormes bloques de sal, convenciendole de que, en la lejana Europa, este bien no era tan abundante, y podia sacarse un buen montante de plata por tan valiosa mercancia. El capitán los cargó en la bodega de sus navios y zarpo rumbo a nuevos destinos. Por el camino se desató una tormenta que le hizo detenerse en un islote de escarpados acantilados. Allí, para asombro de los marineros y del propio capitán, un anciano molía enormes bloques de piedra con una extraña máquina, con tan sólo pronunciar: «Muele que te muele». Esta maquina reducia enormes piedras del escarpado cantil, que unos esforzados troll de montaña acarreaban , hasta convertirlas en perfectos dados, mas parecidos a adoquines de construccion que a otra cosa. A la orden del anciano, los troll se pararon sumisos, y del mar, surgio una dama vestida con ropajes plateados, al lado de un hombre barbudo, con una caracola en su mano, y tras el, una comitiva de siervos, que sin mediar palabra, tomaron uno a uno los bloquecillos de piedra, y en silenciosa procesion, desaparecieron con ellos bajo las aguas.

Toda la tripulación se escondió detrás de unas rocas y esperó a que el anciano mago acabase con su ceremonia y despidiese a la extraña pareja surgida de las aguas, para robarle tan increíble aparato. En plena noche y mientras el anciano parecia descansar bajo un enorme arbol,subieron la máquina al barco y zarparon sin ser vistos. El capitán estaba tan contento que no dejaba de pronunciar las palabras mágicas para que la máquina no dejase de moler los bloques de sal. Y esta quedaba desmenuzada en fino grano, ideal para llenarla en sacos y proceder a su venta.

Pero después de varias horas la bodega del barco y la cubierta se llenaron de sal, de tal forma que no se cabía ni en el barco que transportaba el molino magico, ni en los demas de la flotilla, llenos a rebosar con sacos de sal. Y por mucho que el capitán inventaba palabras para detener al infernal aparato, éste seguía muele que te muele. Hasta que tuvieron que abandonar el barco porque este amenazaba zorzobra y dejar que se hundiese en las profundidades marinas. Alli en lo mas profundo de la Olla de Aegir, sigue el molino su eterna molienda, dicen que Allfather se pasara algun dia a detenerlo con sus palabras magicas, pero tambien dicen los mas viejos marineros, que la cuenta del tiempo del padre Odin, no es la misma que los humanos, y pasara el tiempo del hombre en Midgard, antes de que Odin se digne a detener su creación. Mientras tanto, los siervos de Aegir y Ran, usan los bloques de sal para construir su cuidad bajo las aguas, aunque a veces el molino devora mármoles y duro coral… No obstante, mucha sal ha debido moler, porque desde que el hombre es hombre, el oceano es salobre y asi continua siendolo, por voluntad de la palabra de Odin.