LAS INCREIBLES AVENTURAS JAMAS CONTADAS DE OLE-KOLPOJE. (Pate II)

Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 11 de julio de 2010 3:04


LAS INCREIBLES AVENTURAS JAMAS CONTADAS DE OLE-KOLPOJE.

2- LA SENDA DEL TOPO.

Caminó sin rumbo fijo durante toda la noche , seguro de que su treta para engañar a sus iguales, había triunfado. No obstante , le interesaba estar lo mas lejos posible del territorio del clan trasgo antes del amanecer, no fuera que descubriesen el engaño y enviasen exploradores en su busca. De momento, se sabia tranquilo y con la ventaja de que los de su clan, no conociesen sus intenciones, pero esta aparente calma y despreocupación, no era tal. Ahora había problemas graves a los que enfrentarse , como el procurarse alimentos, agua y sobre todo, un refugio para guardarse de la luz de Sunna, pues aunque había decidido de alguna manera “cambiar de bando” y buscar la forma de hacer llegar a los Dioses noticias de los planes de los Oscuros, seguía siendo una criatura de la noche y no estaba dispuesto al martirio por cumplir con su empresa.

De momento, la luz tenue de Mane, brillaba en el cielo, y la senda del bosque, se mostraba segura y apacible, solo se percibían los sonidos del viento entre las hojas de los arboles, o el ulular distante de alguna lechuza. Las bestias nocturnas que salen a cazar,rara vez perciben el rastro de un trasgo, aunque si lo hacen, se cuidan muy mucho de atacarles, porque conocen sus poderes mágicos. Los humanos tienden a pensar que las criaturas del bosque, son estúpidas y no poseen la capacidad de aprender, pero eso no es cierto, si una de ellas se cruza con un trasgo y este se defiende con su magia, todas las de su especie, conocerán pronto que un hijo de la noche, no es una presa apetecible.

Aprovecho la luz del lucero de la noche, para procurarse sabrosas setas y hongos y también una amplia provisión de bayas , así como agua que llenó en varios odres que traía consigo, nunca se sabe lo que se va a tardar en encontrar agua fresca y limpia como la del arroyo del bosque, cuando te diriges hacia lo desconocido, así que, Olegrim pensó con muy buen juicio que no estaría de mas, cargar encima todo el agua que pudiese transportar.

Pronto se encontró en los margenes del bosque,y tomo los senderos que conducen a la falda de las montañas, justo en el limite de los territorios que los trasgos consideraban seguros para su clan, Olegrim había estado alguna vez en las cuevas de las laderas rocosas, acceso a los túneles excavados por los enanos, entre los suyos, era muy común adentrarse en las cuevas, para recoger alguna muestra de los extraños minerales que ocultan las entrañas de la montaña, mas raros cuanto mas profundo se penetrase en la montaña .Pero, una cosa era entrar a hurtadillas en la noche, adentrarse un poco en los túneles, y salir con algún raro trofeo para mostrar valor ante el consejo, y otra muy diferente , plantearse pasar el día allí, oculto a la luz , y usar los largos pasadizos para intentar cruzar la montaña de lado a lado.

No le costo encontrar una de las muchas entradas, excavadas en la roca mucho tiempo atrás por la mano de los enanos, ahora ya abandonadas, y se tomo su tiempo para elaborar una antorcha para iluminarse un poco, aunque los trasgos ven muy bien en la oscuridad, las entrañas de la tierra, son algo muy distinto a las cuevas donde habitan o a la oscuridad de la noche. En cuanto hubo untado una rama seca, con un mugriento trapo enrollado con grasa, encendió la antorcha con su pedernal para hacer chispas, y resuelto a no perder mas tiempo, se adentro con calma en la cueva, hasta que encontró uno de los túneles enanos, que se perdía en la panza de la montaña.

Olegrim nunca había oído que los enanos albergasen hostilidad contra los trasgos, pero tampoco que estuviesen dispuestos a recibir una incursión en su territorio con los brazos abiertos, aun en el caso de que esta fuese con la mejor de las intenciones, no esperaba que, si le capturaban merodeando por los túneles, le diesen tiempo para explicar que solo estaba de paso, y que no tenia malas intenciones , al fin de cuentas, no se tiene a los trasgos por criaturas amantes de decir las verdad, mas bien todo lo contrario, y dudaba mucho que los enanos se tragasen su historia de que solo usaba los túneles para guardarse de la luz de Sunna y aprovechar la oportunidad de ganar un tiempo precioso, cruzando la montaña de lado a lado, por el camino mas corto.

Había escuchado muchas historias acerca de los túneles enanos, lo que su pueblo conocía como “la senda de los topos” , se decía que, estos pasadizos eran tan intrincados y con tantas ramificaciones, que, de perderse en ellos , uno nunca volvería a encontrar la salida, así que, procuro seguir un trazado lo mas recto posible, siempre por los túneles mas anchos , donde brillaban en el suelo, los raíles de las vagonetas mineras, estos túneles principales, tendrían por lógica pura que comunicar con la superficie, o al menos, con una ruta transitada, aún dentro de la montaña , aunque tenían también su inconveniente, posiblemente, las probabilidades de que, los enanos le encontrasen vagando por los túneles, se multiplicaban mucho...

Ahora realmente valoraba que había sido una gran idea aprovisionarse de bayas y de agua, los túneles albergan el calor de la tierra, y la marcha se hace insoportable si no se lleva una buena provisión de agua. Sin la molestia de tener que ocultarse de la luz del día. Olegrim, avanzaba a buena marcha por los pasadizos, sin desviarse nunca por ramificaciones, para no perderse en el laberinto de las minas enanas. Pese a que, tenia prisa, la marcha de toda la noche y buena parte de la mañana le había fatigado mucho , y se sentía realmente cansado. Para acabar de complicar las cosas, había llegado a un cruce, donde los dos caminos eran similares, uno opuesto al otro, posiblemente, llevasen cada uno a una salida, obviamente en extremos opuestos de la montaña.

Olegrim tenia en mente encontrar “el comienzo del Biforst” , hasta entre su gente, se hablaba del puente mágico que los Dioses tendían a voluntad para descender a Midgard, esta era la única esperanza de Olegrim, encontrar el punto exacto donde los divinos tomaban contacto con la tierra Media, y allí, esperar para entrevistarse con ellos y contarles los planes de los Oscuros. Vale... no era un plan muy brillante y elaborado, pero no veía otra forma de poder informar a los Dioses. En realidad, no tenia siquiera idea de hacia donde tenia que dirigirse para buscar ese lugar. Así que, por vez primera desde su huida del clan, el desanimo empezó a hacer mella en el. Si se equivocaba de dirección, significaría perder un tiempo precioso en desandar el camino errado.

Así que, allí se encontraba, cansado, famélico e indeciso, por lo que, resolvió meterse en una vagoneta que se hallaba sobre los raíles,justo en medio de la encrucijada . Resolvió comer algo, un buen puñado de bayas y unos trozos de carne seca, acompañados de unos generosos tragos de agua, le harían recuperar algunas fuerzas, aunque, se sentía realmente agotado. Poco a poco, se fue amodorrando, sabia que precisaba de un largo descanso, aunque fuese solo dormir en una suerte de reposo vacío de emociones, pero se dijo a si mismo, que no iría muy lejos tan cansado, además, un cuerpo fatigado, piensa con dificultad, y aún no había decidido cual de los dos caminos tomar.

Le despertó de su sueño un fuerte puntapié en las costillas, que le hizo sentirse aturdido y sobresaltado a la vez. Evidentemente, se había dormido sin tener en cuenta que la magia de los trasgos, no es efectiva para las razas que habitan en la oscuridad, y obviamente, los enanos eran una de esas razas. Ahora pagaba el precio de su error, rodeado de media docena de rostros barbudos con cara de pocos amigos, que discutían entre si. Probablemente, acerca de que iban a hacer con un trasgo que se había adentrado en sus dominios, aunque, la áspera y ruda lengua de los enanos era totalmente incomprensible para Olegrim y obviamente no entendía palabra de los roncos sonidos que escuchaba. Desecho de inmediato la idea de intentar enfrentarse con ellos, eran 6 y el solo uno, ademas, los enanos presentaban un aspecto muy robusto, probablemente de picar sin descanso en las minas, no hubiese tenido la mas mínima oportunidad , le hubieran molido a palos antes de que pudiese mover un solo dedo. Ademas, uno de los enanos, se había apropiado de su zurrón y su pequeño alfiler revestido con la magia trasgo, estaba en el, así que, aturdido, indefenso y rodeado, no vio mejor opción que levantar los brazos en señal de rendición, aunque los enanos se tomaron el gesto con grandes carcajadas, y a puntapiés, le obligaron a salir de la vagoneta y ponerse en pie.

No se molestaron en atarle siquiera, provistos de hachas y cuchillos, Olegrim pensó que no tenían aspecto de obreros, posiblemente se tratase de una ronda de guardia, que regresaba a dar cuenta de su turno de vigilancia, y el había tenido la mala suerte de tropezarse con ellos, o mejor dicho, de que ellos le encontrasen a el.

En todo caso, le obligaron a caminar tras de ellos, mientras no paraban de discutir entre ellos en su incomprensible lengua. Seguían el desvío hacia el norte, y Olegrim no sabia cual seria su destino, aunque, no preveía nada bueno, tratándose de un invasor en terreno enano. Tras una larga caminata por los túneles, al fin, parecieron llegar a su destino, una amplia estancia excavada en el corazón de la montaña, que los enanos parecían haber convertido en su campamento. Allí, había al menos medio centenar de enanos mas, que se enzarzaron en una larga discusión, mientras el, se quedo sentado en el suelo, con la cabeza baja, observado por dos corpulentos enanos que no dudarían en romperle todos los huesos al mas mínimo movimiento brusco.

Por fin, tras largas horas de tedioso parloteo del que Olegrim no entendió nada, un enano se acerco con una escudilla con algo de comida, y un jarro de agua. Pese a que, Olegrim desconocía el contenido de la escudilla, comió con apetito de un estofado que resulto ser bastante sabroso, al menos esa fue una sorpresa agradable, ya que caía la tarde y no había probado alimento en horas, y ciertamente, la comida era bastante mejor de lo que esperaba , teniendo en cuenta que era un prisionero y que no esperaba buen trato en absoluto. Sin embargo, ese fue todo el buen trato que tuvo por parte de sus captores, que le encadenaron de pies y manos, y le obligaron a entrar en una jaula de resistentes rejas de hierro forjado. Los trasgos detestan el hierro, es un metal que anula sus poderes mágicos, y era algo mas que obvio que los enanos lo sabían, ya que, reían con sonoras carcajadas al verle totalmente indefenso dentro de la jaula de metal, que cargaron entre dos , en un carro tirado por dos bestias que Olegrim no había visto jamas...mas tarde, tendría ocasión de volver a ver caballos, de bastante mas porte y alzada, la raza que usaban los enanos, era mas pequeña y robusta, usados mas como animales de tiro, que como monturas.

Al menos, cansado y molido como estaba, el viaje en el carro, aún dentro de una jaula se le hizo descansado, pese a que los enanos que marchaban a pie , no paraban de molestarle, pese a las continuas reprimendas del que parecía ser su líder. Poco a poco y pese a la lenta marcha, tubo la sensación de que abandonaban el corazón de la montaña, el aire se volvió menos caliente y la amplitud del túnel por el que ahora transitaban, le hizo imaginarse que era una de las grandes vías principales de los mineros enanos, amplia y con multitud de cruces de raíles que venían de todas direcciones. Aun le toco soportar un par de largas horas de camino, dentro de su jaula, para poder ver la salida al exterior de las minas, obviamente ya en pleno territorio enano, pero agradeció e igual forma, salir a la luz de la noche, aunque, poco o nada pudo disfrutar de ella, ya que, bruscamente la marcha se paro, y pese a que, atado como estaba de pies y manos, poco pudo hacer para evitarlo, acabaron cubriendo su cabeza con un mugriento y maloliente saco de arpillera, posiblemente, para evitar que recordase el camino que iban a seguir, probablemente, hacia alguna capital de los reinos Enanos. Ya sin poder ver nada, reanudaron la marcha, y Olegrim llego a perder la noción del tiempo que estuvo privado de luz, aunque con los oídos bien atentos, pese a que, poco o nada podía sacar en limpio de todo lo que oía, tan solo el sonido de las ruedas del carro rebotando sobre lo que creyó que debía ser una calzada empedrada. Obviamente, ya se encontraban en el reino oculto de los enanos, al menos, intuyo que el viaje se acercaba a su fin.

Ya bien entrada la madrugada, por fin la comitiva hizo una segunda pausa, y le retiraron la arpillera. Lo que vio, le dejo boquiabierto, ante el, se encontraba la puerta mas monumental y enorme que jamás había visto, flanqueada por dos imponentes esculturas de dos guerreros enanos, esculpidas en la roca viva. La puerta era de unas dimensiones colosales, incluso mas monumental si cabe, si la comparamos con la estatura de un enano, que no levanta mas de vara y media del suelo, sin embargo, aquel portón, media sus buenas 20 varas de altura, por otras 15 de ancho...y estaba hecho de alguna solida madera primorosamente tallada con representaciones de guerreros enanos y extrañas bestias enzarzadas en brutal combate, todo esto, rodeado de motivos espirales, y tallas rúnicas. Incluso la vía de acceso al enorme pórtico, era una imponente obra de ingeniería enana, ancha y revestida de enormes piedras pulidas, y flanqueada por extrañas estatuas de personajes de raza enana, algunos, de aspecto mundano, otros con apariencia de nobles o guerreros, las mas próximas a la gran puerta, mas grandes, y con representaciones de lo que Olegrim imagino que debían ser divinidades enanas, o al menos la visión que los hijos de la montaña, tenían de los dioses que moraban en el alto Asgard.

Después de un largo rato parados ante la puerta, se escuchó por fin un lento rechinar de goznes y cadenas, y poco a poco, el enorme portón se abrió, para dar paso al grupo, escoltados por una nutrida guardia. Probablemente, habían enviado noticia de que traían un prisionero, en el largo periodo que permaneció con la cabeza tapada, o sencillamente, era parte de la rutina de los guardianes , cruzaron por una amplia calzada hacia un recinto custodiado por dos fornidos guardas, armados hasta los dientes y de aspecto fiero, mientras el carro era guiado hasta el recinto, pudo observar la cuidad durmiente a aquellas horas de la madrugada, y comprobar que las historias eran ciertas, y que los enanos no habitaban en cuevas como su pueblo, ni en toscas cabañas de madera y turba como los humanos, sino en solidas construcciones de piedra. Incluso, el lugar donde finalmente descargaron la jaula y le dejaron en una fría sala de paredes de piedra lisa, parecía haber sido construido para durar mil años. Al menos, no le dejaron en medio de la plaza, y tuvieron la ocurrencia de esconderle de la luz del alba que pronto llegaría, pese a que Olegrim se preguntaba si meterle en aquella estancia fría , sin siquiera molestarse en sacarle de su jaula , era por consideración a su raza y los problemas con la luz de Sunna, o una simple medida de seguridad, aunque poco pudiera hacer para escapar de la jaula, encadenado de pies y manos.

Al menos, los guardias , tuvieron a bien traerle algo de comer, y agua para beber, y incluso, le liberaron las manos para la cena, aunque se cuidaron mucho de vigilar sus movimientos, y de volver a encadenarle una vez acabada la breve comida. Realmente, Olegrim estaba sorprendido con la calidad de la comida suministrada por sus captores, o su tribu estaba habituada a comer los peores guisos, o la cocina enana era excelente, en todo caso, encontró la cena reconfortante y apetecible.

También agradeció que los guardas que se quedaron velando hasta el alba en su celda, trajesen consigo, un extraño recipiente de metal, donde ardía en su interior un fuego que alimentaban constantemente con leña, al calor de la “hoguera portátil” , la estancia dejó de ser fría, y pese a que los trasgos son criaturas nocturnas, Olegrim se permitió un reparador descanso , ya que poco mas podía hacer , allí encerrado y con los guardas que si bien no se separaban mucho de la jaula, tampoco mostraban el menos interés en el.Con la llegada del alba, la guardia fue relevada, y le trajeron un pedazo de queso fresco (conocía el queso por los humanos a los que había hurtado algún pedazo en alguna ocasión) y agua, una comida matutina ligera, transcurrida la cual, le dejaron totalmente solo y encerrado en su celda, durante al menos unas horas, tras las cuales, volvió a abrirse la puerta y se presento ante el, una hembra enana, por su porte elegante, bien podría ser una dignataria o alguien de rango elevado, escoltada por media docena de guardas. La recién llegada , se acerco a la jaula, y frunciendo el ceño exclamo....

Bien alimaña...en cuanto te aseemos un poco para quitarte ese olor a cuadra, esperamos que nos cuentes que hacía una escoria como tu en nuestras minas...y mas te vale que lo que cuentes nos parezca interesante...tu cuello responderá por ello si no es así....

Por vez primera, Olegrim entendió claramente lo que se decía, aunque mas le hubiera valido no entenderlo... Para su asombro, la enana se expresaba en su lengua con total corrección!.

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