La leyenda de Vasilisa la bella: (Cuento tradicional Ruso)

Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 1 de mayo de 2016 7:54

En cierto reino en las tierras que en otros dias habitaban los temidos Rus , vivía un mercader que tenía una única hija, era esta muchachita una doncella a la que todos llamaban  Vasilisa la Bella. La madre  de la pobre muchacha ,falleció cuando la niña contaba tan solo  ocho años. Sintiendo próximo su fin, y comprendiendo que los dioses pronto la reclamarian a su lado,la madre llamó a la niña, sacó de entre las sábanas una muñequita de trapo  y se la entregó diciéndole:
—Escucha mis últimas palabras, Vasilisa, y obedece asi mi última voluntad. Te dejo esta muñeca que sera tu guardiana y consejera. Consérvala siempre a tu lado y no se la enseñes nunca a nadie. Si te ocurre alguna vez algo malo, dale de comer aquello de lo que tengas y luego pídele consejo. La muñequita comerá lo que le des y te socorrerá con consejos que te ayuden en tus dificultades.
La mujer del mercader besó a su hija que se despidio de ella con lagrimas y, unos instantes después, agotado el tiempo que los dioses le habian dado en el mundo, y cumpliendo la voluntad de las tres guardianas del destino, ya en paz, murió. 

El viudo mercader  sintió mucho la muerte de su mujer, pero pasado algún tiempo de duelo, y comprendiendo que la vida tendria que seguir su curso, quiso volverse a casar. Eligió una mujer que tenía dos hijas jovenes, aproximadamente de la misma edad que Vasilisa. Eso significaba que tenía experiencia como ama de casa ylo que le parecio mas importante al mercader, tambien  como madre. Así que el mercader se casó con ella.

 Pero la mujer era un ser mezquino  y sus dos hijas estaban celosas de Vasilisa. Envidiaban su belleza y la agobiaban cargandola  de trabajo para que adelgazara y enfermara  de cansancio y para que el viento seco  y el sol en las horas mas altas del dia  estropeasen su blanca piel. En todo el día no se oía en la casa más que gritos:
—¡Vasilisa, Vasilisa! ¡Haz la comida, barre la casa, trae la leña, ordeña las vacas, y date prisa, no pongas esa cara, que parece que vienes de un entierro!. Y asi estaban todo el dia cargando de labor a la pobre muchacha mientras que ellas no hacian practicamente nada.
Vasilisa hacía todo lo que le decían, procuraba complacerlas y estaba cada día más hermosa y más lozana mientras que la madrastra y sus hijas, que no se movían para nada, adelgazaban de rabia y amarilleaban de envidia en invierno...mientras que el ocio en verano las hacia engordar y luego enloquecian de rabia intentando mantener su figura esbelta.
Eso ocurría porque la muñequita que la muchacha guardaba en secreto le ayudaba en todo. Por la noche, cuando todos dormían, la muchacha se encerraba en su buhardilla, daba de comer a la muñeca y le contaba sus penas. Y este ritual se repetia dia a dia.
La muñequita comía, después consolaba a Vasilisa y le decia que todo tenia su fin, y que algun dia no lejano las cosas cambiarian, le daba consejos y, por la mañana, hacía por ella todo el trabajo que podia. La chica descansaba entonces un rato al fresco o recogía flores y la muñequita escardaba el huerto, acarreaba cubos de  agua, encendía la estufa y regaba las coles. Además, le señalaba qué hierbas debía aplicarse  en su cara para que el sol no tostara su tez. En fin, Vasilisa estaba más hermosa cada día. Pese a que la muñeca se ofrecia a hacerla todo el trabajo, la muchacha no queria abusar de esto, asi que tras un rato de descanso, volvia a sus tareas.
En cierta ocasión, el mercader tuvo que emprender un largo viaje para hacer negocios en un lugar lejano. La madrastra se trasladó con las muchachas a una casa que el mercader habia comprado en el lindero del bosque. En un calvero de ese bosque había una casa, y en esa casa vivía una de las mas legendarias y poderosas brujas de las tierras de los Rus, la lpoderosa Baba Yaga, la vieja hechicera. Baba Yaga no dejaba que nadie se acercara a sus dominios y se alimentaba de seres humanos como si fueran pollos. O eso era lo que el pueblo decia, pues nadie se atrevia ni a acercarse a sus dominios;

Para deshacerse de Vasilisa, su madrastra la enviaba siempre cada dia un poco mas lejos ,al bosque a buscar esto o recoger aquello, pues esperaba que un dia de esos, la sucediese algo malo o se perdiese y no regresase con vida. Pero ella volvía siempre sana y salva,pues tras alimentar con queso y algo de pan a  la muñeca, esta agradecida, le señalaba el camino y la mantenía alejada de la guarida de Baba Yaga.
Llegó de esta forma pronto el otoño. Una tarde, la madrastra repartió a las tres muchachas labor para la velada: una debía hacer encaje, la otra media y Vasilisa debía hilar, con diferencia el trabajo mas pesado. Apagó todas las luces de la casa, dejó encendida sólo una vela donde las jóvenes estaban trabajando y se fue a acostar. Una de las hijas de la madrastra apagó la vela de un soplido  como le había ordenado su madre, y aparentando que fue algo que habia hecho sin querer exclamó:
—¿Qué vamos a hacer? ¡Qué desgracia! El trabajo no está terminado y no queda ni un solo tizón en la casa. ¡Alguien tendrá que ir en busca de unas brasas para encerder el  fuego a casa de Baba Yaga!
—Yo no voy —dijo la hermanastra mayor—. Yo hago encaje y los alfileres que brillan a la luz de la luna me dan bastante luz.
—Pues yo tampoco —se apresuró a decir su hermana—. Yo hago media y las agujas brillan tambien y a la luz de las estrellas, me dan luz.
—Tendrás que ir tú —gritaron las dos a la vez—. ¡Vasilisa, Vasilisa, ve a casa de Baba Yaga y pídele fuego!. No vuelvas a casa sin el!
Y  de esta forma, le arrojaron a la cara su capa,y la expulsaron brutalmente de la habitación. Vasilisa corrió a su buhardilla, y alli dio de comer a la muñeca y muy asustada le dijo llorando:
—¡Come, muñequita, come tu cuanto quieras, y te ruego, escucha luego mis penas! Me dicen mis malvadas hermanas que vaya en busca de lumbre a casa de Baba Yaga. ¡Y si esto hago, la bruja me devorará!
—No tengas miedo  hermosa !!. yo ire contigo!!—respondió la muñeca—. Méteme dentro de tu bolsillo y ve tranquila y sin temor alli  a  donde te envían. Mientras yo esté contigo no te puede suceder nada malo.
Vasilisa metió la muñeca en el bolsillo de su delantal  y sin despedirse siquiera de sus hermanas que la vieron salir de casa resuelta y sin miedos, se adentró en el bosque oscuro,y asi camino dirante horas  por caminos ignorados.
Iba andando, toda temblorosa por el camino, cuando pasó al galope junto a ella un jinete a galope tendido, vestido de blanco, montado en un caballo blanco, que también tenía blancos los arreos. Entonces mientras caminaba, empezó a despuntar el día.
Vasilisa siguió adelante, los hierbajos y zarzas estaban tan altos que a menudo , se detenia  tropezando en los tocones. El rocío de la mañana  humedeció su trenza y le enfrió las manos y el rostro.
De pronto pasó al galope otro jinete, este iba vestido todo de rojo rojo, montado en un corcel de pelaje rojizo y con los arreos del mismo color. Salió el sol al fin,y para alivio de la doncella,Zoria la estrella de la mañana  acarició a Vasilisa, la hizo entrar en calor y le secó la trenza. Danica , la estrella de la noche no habia sido muy cruel con ella, pues la noche no habia sido fria en exceso, asi que la muchacha ofrecio un breve rezo de gratitud a las dos hermanas celestiales, y siguio su camino.
Estuvo Vasilisa caminado por el bosque, andando todo el día y sólo cuando empezaba a fatigarse y pensar en descansar  al caer la tarde llegó al calvero donde se encontraba solitaria la casa de Baba Yaga. La cerca que la rodeaba estaba hecha de huesos humanos, formando un macabro cercado coronado por calaveras también humanas. El paso por debajo del portón estaba enlosado con huesos  de pies humanos, los cerrojos eran manos y el candado, una quijada de lobo de dientes agudos. Vasilisa quedó petrificada de espanto y alli se quedo sin poder moverse. Apareció entonces al galope un jinete totalmente vestido de negro, montado en un caballo negro y con los arreos del mismo color. Llegó el jinete al portón y ni se paro a verla, si es que se dio siquiera cuenta de que estaba alli, sencillamente, paso al galope casi al lado de ella  y desapareció  de su vista como si se lo hubiera tragado la tierra.
Se hizo de noche y la muchachita seguia alli, sin que su miedo la permitiese moverse. Sin embargo, la oscuridad duró poco tiempo en aquel lugar tan temible. A todas las calaveras que coronaban los huesos  de la cerca se les encendieron los ojos, y en el calvero había tanta luz como en pleno día. Vasilisa temblaba , estaba realmente muerta de miedo (y no es que yo peque de valiente...quien no lo estaria en su lugar?). Las piernas no le obedecían, pero por mas que lo desease con todas sus fuerzas no podía alejarse de aquel horroroso paraje.
Vasilisa se dio cuenta de que la tierra retemblaba bajo sus pies. Se escuchó un ruido terrible en el bosque, todos los árboles se entrechocaban, las hojas secas crujían y se oian unos pasos tan pesados que la muchacha penso que se acercaba un gigante y que , incapaz de escapar de alli, este le aplstaria de un pisoton. Sin embargo, de repente, todo quedo en silencio, y apareció ante ella Baba Yaga, la vieja hechicera. Le servía de timón para dirigir su vuelo (pues como todas las poderosas brujas aparecio volando!)  la mano del mortero de metal en que iba montada, y con una escoba iba sacudiendo el aire, arremolinando hojas y ramas a su paso, para que nadie supiese que camino habia seguido hasta su morada. Antes de descender de su "vehiculo" tan peculiar, para que os deis cuenta, un mortero de metal de grandes dimensiones, similar al que se usa para moler hierbas o ajo, pero tan grande que una persona cabria dentro , con un mazo machacador grande como un tronco, que ella sostenia como timon , miro y extendio la escoba hacia  el portón, entonces el vehiculo  se detuvo y  ras descender de el, vociferó olfateando a su alrededor:
—¡Fff, fff… Huele a carne  de niña rusa! ¿Quién hay aquí?
Se acercó Vasilisa , despacio cuando por fin sus piernas la respondieron, y acercandose lentamente a la bruja, le hizo una profunda reverencia y le contestó con voz temblorosa humildemente:
—Soy yo, abuelita. Mis hermanastras me han enviado a que te pida lumbre. No prentendia molestar , pero tampoco debo desobedecer a mis hermanas y a mi madre a quien debo respeto.
—Está bien —dijo Baba Yaga resoplando y rascandose la nariz—. Ya sé quiénes son tus hermanastras, y tambien conozco sobradamente a esa a quien dices madre. Pero yo no doy nada gratis, si quieres que te dé lumbre, primero has de quedarte un tiempo a trabajar para mí. Si el trabajo está bien hecho y me satisface, te la daré y quiza no sea lo unico que te lleves de aqui; si no lo estáy me desagrada, te devoraré como castigo..
Luego, Baba Yaga se volvió hacia el portón, extendio el dedo señalando y gritó:
—¡Que se descorran ahora los recios cerrojos y que  el ancho portón se abra de par en par, pues Yaga la poderosa lo ordena y desea pasar!
El portón se abrió y la bruja entró montada en su mortero dando silbidos. Y entendiendo que la bruja la invitaba a su morada, al menos de momento, Vasilisa la siguió. Todo volvió a cerrarse solidamente tras ella. Asi que entendio tambien que aquella cortes invitacion no era mas que un pretexto, pues no lograria salir de alli sin el poderoso conjuro de la bruja.
Una vez en la casa, Baba Yaga se acomodó a sus anchas en su hogar, y dispuesta a comprobar la disposicion de la muchacha y le ordenó a Vasilisa:
—¡Que todo lo que está  tostandose en la estufa y en la despensa venga pronto en un buen plato  a alinearse delante de mí! ¡Date prisa, muchacha, pues tengo hambre!
Vasilisa empezó a sacar comida de la parrilla de la  estufa y a servírsela a Baba Yaga. Había comida para por lo menos diez personas: De este modo, sirvio  asados y cocidos, quesos y embutidos, tartas y tartitas, sopas y salchichas y de este modo dispuso rapido la mesa...tan aprisa que Baba Yaga la miraba asombrada... revoloteaba aprisa, tan aprisa que la bruja no entendia como podia hacerlo sin fatigarse. Luego Vasilisa , penso sabiamente (como podeis imaginar todo esto gracias a la muñeca a la que habia dado en secreto algo de comer y la susurraba consejos y la apoyaba con magia para que realizase rapido las tareas), descendió a la cueva, pues la muñeca le sugirio que la bruja tendria sin dida sed y subió kvas, miel, cerveza y vino.

Para quien no lo sepa (y creedme pequeñines que si no sois rusos o de las tierras de alrrededor no teneis porque saberlo),ekvas es una bebida alcohólica fermentada, pero no ceais que es un licor fuerte, mas bien tiene un sabor muy suave y  es una bebida muy popular en Rusia, Ucrania y otros países del Este de Europa , lugares donde esta historia que estoy narrando es muy famosa y conocida .También existen kvas sin alcohol, que es mas adecuado para dar a los niños. Se elabora con harina de centeno y malta o también con harina de salvado, un poco de pan de centeno (pan negro) y manzanas, a esta mezcla se le deja fermentar en agua un tiempo. A menudo se le suele dar un sabor afrutado y durante el proceso se le añaden frutas silvestres.. Hala!!, ahora que ya sabeis que le ofrecio la pequeña muchachita a la bruja por consejo de la muñequita... creo que mejor no me ando mas por las ramas y vuelvo al cuento ¿¿¿os parece???.

 La vieja  hechicera se lo comió y se lo bebió todo  haciendo tanto ruido al comer, que no se dio cuenta de que la muñeca cuchicheaba a su sirvienta , al final dio por rematada su cena,dejándole sólo a Vasilisa un poco de sopa, un mendrugo de pan y un pedacito de lechón, que por supuesto la niña compartiria mas tarde con su muñequita. Antes de acostarse y dormirse roncando pesadamente, le advirtió:
—Mañana, cuando yo me haya ido, limpiarás el corralde mis aves y la estercolera de mis cabras y cerdos, barrerás cada rincon de  la casa, prepararás la comida , al menos 5 platos!, lavarás la ropa, traerás del granero un pud , no...mejor dos!, de trigo y lo limpiarás bien.que no encuentre una sola brizna de paja entre el grano ¡Y procura que todo esté bien hecho, o te devoraré para el postre!

 Una vez mas, para los que no lo sepais, un pud es una antigua medida rusa de peso que equivale aproximadametne a 16,3 kilos.Imaginad la cantidad de trigo que habria de limpiar la pobre muchacha... y esto hecho, grano a grano...

Después de dar estas órdenes, Baba Yaga se retiro y se tumbo en su camastro, y al poco rato empezó a roncar. Vasilisa sirvió a la muñeca los restos del banquete y y tras recojer la mesa le dijo llorando:
—Come, muñequita querida, toma a tu antojo de lo que te traigo y escucha una vez mas mis penas. La bruja me ha encomendado muchos trabajos, quiza solo la mitad ya serian demasiados para tan poco tiempo. Si no los hago a su satisfaccion, dice que me comerá. ¡Ayúdame!
La muñequita meneo su cabecita y con una sonrisa respondió:
—No llores, no te apures, y acuéstate Vasilisa la Bella, descansa y ten dulce sueño, que mañana será otro día.
Vasilisa se levantó muy temprano para comenzar sus tareas, pero  contrariamente a lo que esperaba, Baba Yaga ya estaba en pie. Los ojos de las calaveras se apagaron antes de salir la estrella de la mañana Zoria y retirarse del todo Danica su hermana, pasó una vez mas al galope el jinete blanco y se hicieron las primeras luces del día. Baba Yaga salió al patio y silbó llevandose los dedos a la boca. Inmediatamente el mortero vino a situarse ante ella, ella entro en el. Pasó una vez mas al galope el caballero rojo y  tras el ,salió el sol. Baba Yaga se elevo en su mortero y partió a toda prisa. Le servía de timón el pesado mazo del mortero, con la escoba borraba sus huellas levantando remolinos en el aire que movian a su paso hojas y ramas..
Al quedarse sola, Vasilisa recorría la casa  desesperada y se preguntaba por dónde iba a empezar su trabajo, pero al fijarse vio que casi  todo estaba ya hecho y que la muñeca estaba retirando los últimos granos malos del trigo.
—¡Cómo agradecértelo, querida muñeca! Me has salvado de un gran peligro.Dijo ella acariciando el pelo de lana de su muñequita que la sonreia.
—Sólo te queda preparar el almuerzo —contestó la muñeca metiéndose despacito en el bolsillo de Vasilisa—. Después descansa que quiza lo necesites!.
Al caer la tarde, Vasilisa preparó la mesa y se quedó a esperar canturreando a Baba Yagá. Se vio pasar al jinete negro al galope tendido más allá del portón y se hizo de noche. Comenzaron a refulgir los ojos de las calaveras de nuevo. Se oyó como el dia anterior el entrechocar de los árboles, crujieron las hojas; y poco despues, la calma, era Baba Yaga que llegaba.
—¿El trabajo está hecho tal y como te mande? ¿Cumpliste con las tareas que se te encomendaron muchachita? —preguntó a Vasilisa que había salido a su encuentro con una sonrisa en su cara.
—Míralo por ti misma, abuela —respondió la muchacha indicandole que se sentase a mesa para la cena en cuanto rematase su inspeccion.
Baba Yaga lo revisó todo y ansiosa por encontrar algo que reprochar lo hizo dos veces, y al no encontrar nada que decir, ni nada de que quejarse, gruñó:
—Está bien , por esta vez has cumplido—luego gritó—: ¡A ver, acudid a mi, mis fieles sirvientes, mis amigos del alma! ¡Moled este trigo!, Os lo ordena el ama Yaga.
Al instante aparecieron tres pares de manos esqueleticas, cogieron el trigo y se lo llevaron para cumplir las ordenes de su ama. Baba Yaga cenó tan opiparamente como la noche anterior, y dejo pocos restos para la muchacha y, cuando iba a acostarse de nuevo para finalizar el dia, ordenó nuevamente a Vasilisa:
—Mañana harás lo mismo, repetiras cada tarea que has hecho hoy; pero además, traeras las semillas de adormidera que hay almacenadas en el granero y las limparas  de tierra y paja una por una.
Luego  se tiumbo en su camastro,se volvió hacia la pared y comenzó a roncar.
Vasilisa dio de comer a la muñeca de los restos y una vez mas, la conto todos los trabajos que tenia que hacer para el dia siguiente, y la muñeca comió, volvio a sonreir  y le dijo como el día anterior:
—Vete a dormir tranquila, que la almohada es buena consejera.Yo estoy descansada y dispuesta, duerme y ten dulce sueño. Todo se hará, Vasilisa.
A la mañana siguiente Baba Yaga volvió a levantarse antes que el sol, volvieron a pasar los gineres blanco y rojo, volvio a marcharse montada en el mortero;la muchacha descubrio que  la muñequita hizo todos los trabajos en un periquete dejando solo los menos pesados para ella, y cuando paso a cab allo el caballero negro, regreso la Hechicera.. La bruja volvió, lo revisó todo dos veces como el dia anterior y tras no encontrar por segunda vez nada que reprochar, se sento para cenar y gritó:
—¡Fieles sirvientes, mis amigos del alma! ¡Venid a prensar el aceite de mis granos de adormidera!, Os lo ordena Yaga el ama, la poderosa hechicera!.
Al instante aparecieron tres pares de manos de esqueleto  y se llevaron todo el grano. Baba Yaga se sentó a la mesa a cenar. Mientras comía, Vasilisa permanecía callada a su lado. Observaba y guardaba silencio , esperando cualquier mandado de la hechicera.
—¿Por qué no hablas conmigo? —preguntó Baba Yaga. Cualquiera diría que eres muda. Cumples con mis mandados, asi que nada has de temer, puede que sea una bruja...pero siempre respeto mi palabra.
—Es timidez y respeto, me han enseñado a esperar a que mis mayores me pregunten primero —respondió Vasilisa—. Pero, si me lo permites, y ya que eres tu quien me ofrece conversacion abuelita,  quisiera preguntarte algunas cosas.
—¡Pregunta pues y te respondere! Pero ten en cuenta que algunas cuestiones no son buenas para ser planteadas. Saber demasiado o querer entender lo que no nos es dado, nos hace perder la juventud, la piel se llena de estrias y arrugas  y  envejece antes de tiempo.
—Sólo quisiera preguntarte acerca de cosas que he visto de camino a tu morada, abuela. Al venir hacia aquí, me crucé con un jinete blanco. ¿Quién era?
—Mi fiel sirviente , el caballero del alba, encargado de traer cada mañana el día claro —respondió Baba Yaga.
—Luego se me adelantó  al galope un jinete rojo. ¿Quién era?
—Mi fiel sirviente  el caballero del sol naciente, el trae cada dia el sol resplandeciente —respondió Baba Yaga.
—¿Y finalmente y si no te molesta tanta pregunta, quién era el jinete negro que me dio alcance al lado del portón, abuela?
—Mi fiel sirviente, el caballero de las sombras, el trae cada atardecer la noche oscura. ¿Quieres saber otra cosa? —inquirió la bruja.
Vasilisa se acordó de los tres pares de manos que había viso aparecer para servir a la hechicera pero acordandose de la advertencia velada de la brija, fue prudente, dio las gracias por las respuestas y no dijo nada.
—Me basta con esto. Tú misma lo has dicho y agradezco el consejo de una abuala tan sabia, demasiado saber envejece antes de tiempo.
—Haces bien en preguntar , pero tan sólo por las cosas que has visto fuera de casa y no dentro. No me gusta sacar de aquí los trapos sucios, lo que suceda en casa de Yaga, se queda en casa de Yaga. Y a los ojos y los amos de las lenguas que son demasiado curiosos, me los como. Y ahora, soy yo quien quiere plantearte una pregunta: ¿Cómo te las arreglas para hacer todas las tareas que te encomiendo tan bien y aprisa?
—Me ayuda la bendición de mi madre y con ella la bendicion de todos los que esperan reunirse algun dia conmigo en la morada del buen Perun, abuela —contestó Vasilisa.

Perun es el dios del Trueno y el rayo en tierras Rus, tambien el señor del fuego, y protector de alguna manera de los hombres... enemistado con Veles, el señor de los muertos y el inframundo acuatico, personado en un enorme dragon.

—¡Con que esas tenemos!, dijo enfadada Yaga! ¡Pues largo de aquí, hija bendita! Lárgate enseguida tu y tus bendiciones de mi morada. ¡No quiero personas bendecidas en mi casa!
Baba Yaga empujó a la joven fuera de la casa y esta apena pudo hacer nada por resistirse, pero antes de cerrar el portón  tras de si,cogió de la cerca una de las calaveras de ojos encendidos que la adornaban, la clavó en el extremo de un palo largo y se lo dio a Vasilisa diciendo:
—Aquí tienes la lumbre para tus hermanastras, llévasela y no regreses mas por aqui. ¿No te habían mandado a buscarla ?. Tuya es, ahora vete y no vuelvas mas!.

Tras de eso, se oyo en el cielo un enorme crugido, y cuando una enorme polvareda que se levanto desaparecio, no quedaba en aquel claro, resto o muestra alguna de que la morada de Baba Yaga hubiese estado alguna vez en ese lugar.

Vasilisa se alejó corriendo de alli, y recorrio en la noche el camino de su casa, guiada por la luz de la calavera, que no se apagó hasta que amaneció.
Finalmente, llegó a su casa, tras ver pasar de nuevo al jinete blanco y rojo, y cuando supo que, cerca del ocaso al atardecer del otro día, no tardaria en pasar el caballero negro. Junto al portón se le ocurrió la idea de tirar la calavera, pensando que seguramente ya no necesitarían lumbre en la casa. Pero, una voz bronca que salió de la calavera le freno y le dijo con voz ronca:
—No me tires aun, muchacha. Llévame alli  donde está tu madrastra.
Al llegar a la puerta, Vasilisa se sorprendió al no ver ninguna luz en la casa, totalmente a oscuras, y todavía más se sorprendió al ver que la madrastra y sus hijas la recibían con  muestras de alegría. Desde su partida, segunb temerosas le explicaron, no había habido forma de conseguir fuego en la casa. No conseguían encenderlo de ninguna manera, y el que traían en forma de brasas de las casas de los vecinos se apagaba en cuanto lo metían en la sala.
—Puede que el tuyo arda y nos de calor y luz —dijo con pretendida amabilidad la madrastra.
Vasilisa llevó la calavera a la habitación, y sus ojos ardientes se posaron en la madrastra y sus hijas abrasándolas con un intenso calor. Ellas intentaron esconderse, pero los ojos las seguían adonde quiera que fueran y, al llegar la mañana, las mujeres no eran más que un grupo de tres ancianas con la piel reseca y llena de arrugas, tal y como tantas veces habian deseado que le sucediese a ella. Sólo Vasilisa no había sufrido el menor daño.
No quiso Vasilisa quedarse en aquella casa nunca mas. Siguiendo los consejos de la muñequita, salio al campo, y en un terreno limpio y lleno de flores silvestres , cavo con sus propias manos una pequeña fosa. Enterró alli la calavera y regreso a casa. No encontro como esperaba a su madrastra y hermanas, asi que, cerró la puerta con candado y se marchó a la ciudad. Allí pidió a una viejecita que la alojara hasta el regreso de su padre con el que tenia que hablar de muchas cosas..
Pasado un tiempo de alojamiento  dijo Vasilisa a la anciana :
—Me aburro sin hacer nada, abuelita. Cómprame lino del mejor y te compensare tejiendo para ti.
La anciana compró el lino, y Vasilisa se puso a hilar con esmero. Trabajaba muy deprisa, y el hilo le salía igual y fino como un cabello, pero a la vez, suave como seda y  fuerte como el acero. Cuando Vasilisa terminó de hilar quiso ponerse a tejer, pero ningún telar era lo bastante fino para su hilo. Vasilisa se lo pidió a la muñeca, tras ofrecerle como siempre algo de comida, y esta como siempre,agradecida  le contestó:
—Tráeme un telar viejo cualquiera, una vieja lanzadera que pueda aun usarse y  las crines de  un caballo, y yo te construiré un telar para tu hilo.
Vasilisa lo trajo todo tras rebuscar por toda la casa, se acostó al caer la tarde y, durante la noche, la muñeca le fabricó un telar en el que se hubieran podido tejer telas de araña. y hacer con ellas el mas fino de los pañuelos.
Vasilisa se puso de nuevo a trabajar con paciencia y dedicacon y a finales del invierno había tejido un lienzo tan fino  y tan ligero que podía pasarse por el ojo de una aguja. En primavera blanqueó el lienzo bajo el sol  del mediodia y le dijo a la viejecita:
—Aquí tienes este lienzo, abuelita. El trabajo que te prometi como compensacion. Véndelo y quédate tú con el dinero.
La anciana miró el lienzo y quedó pasmada:
—¡Ni lo sueñes pequeña mia! Una tela como ésta no se lleva a la feria, donde nadie apreciaria su justo valor, ni se la pasea por el mercado., donde no hay ojos capaces de apreciar su finura Una tela así sólo se puede ofrecer al zar. La llevaré a palacio.
Vio el zar el lienzo en cuanto la anciana anuncio que traia un presente para el señor de toda Rusia y quedó maravillado por la calidad del trabajo..
—¿Cuánto pides por él?, pon tu misma el pago que ha de darse por tal maravila! —dijo fascinado a la anciana.
—No tiene precio para vos señor —respondió la mujer.Os lo he traído como presente.
El zar dio las gracias y, antes de que se marchara la viejecita, le hizo muchos regalos.Asi la anciana regreso contenta a casa donde la muchacha se alegro aun mas por tan maravillosa noticia,
Quiso el zar que le hicieran unas camisas con aquel lienzo tan ligero, pero era tan fina la tela, que nadie se atrevía a coserla, por temor a dañarla con su torpeza. El zar mandó llamar entonces a la anciana y  tras recibirla en audiencia le dijo:
—Ya que supiste hilar y tejer el lienzo, hazme unas camisas con él y seras bien recompensada..
- No he sido yo, majestad, quien ha hilado y tejido el lienzo; lo ha hecho una muchacha llamada Vasilisa. Una joven amable y bien dispuesta que es hacendosa y trabajadora como pocas.
—Bueno, pues que me haga ella las camisas. Y sera tambien recompensada como su trabajo merezca,
Volvió la viejecita a casa y tal y como era de esperar, narro el deseo del Zar y se lo contó todo a Vasilisa. Vasilisa hizo las camisas como siempre con ayuda de su servicial muñeca,.esta vez a cambio de una cena con las mejores viandas,asi que la muñequita se esmero mas agradecidad¡ que nunca y hizo las camisas y las bordó con sedas y perlas. La anciana llevó  finalmente las camisas a palacio.
Vasilisa se sentó a la ventana con su bastidor dispuesta a hilar de nuevo. De pronto vio que corría hacia allí montado a caballo un criado del zar que la pedia que le acompañase a palacio.
—El zar, señor de toda Rusia me envia a ti —le dijo el hombre— quiere ver a la maravillosa costurera que ha hecho las camisas que tanto le han complacido y me hace saber que desea recompensarla con sus propias manos reales.
Compareció asi humildemente Vasilisa ante el zar, que en cuanto la vio, advirtio que nunca habia visto muchacha mas hermosa y bien parecida, ademas de habil y trabajadora, asi, que como sucede en todos los hermosos cuentos, al final (y siempre ha de haber un gran final), sucedio que  se enamoró locamente de ella.
—Yo no podría separarme de ti, todo lo que poseo es poco para colmarte de dicha, toda Rusia pondre a tus pues, pues ,quiero que seas mi esposa —le dijo.
Tomó el zar las manos de Vasilisa la Bella, blancas  como la nieve,y suaves como la seda  y la sentó a su lado. Al poco tiempo celebraron la boda.Y ella se mostro dichosa de vivir en la corte, y dicen que siendo de natural humilde, su caracter influyo mucho en el del Zar, que se mostro como buen gobernante ante su pueblo.
Pronto regresó el padre de Vasilisa de su viaje, y tras recibir las mejores noticias de las que podria esperar y se quedó a vivir con ella. Vasilisa pidió a la viejecita que se alojara también en palacio, y durante años, se dice que esta anciana fue consejera del buen Zar. En cuanto a la muñeca, hasta el final de sus días la zarina la llevó siempre en el bolsillo, y se dice que paso a ser celebre por sus maravillosos consejos a la corte y al propio zar... 

De las hermanas y madrastra, mejor no preguntamos...algunos dicen que Yaga tiene tres nuevas siervas...feas y arrugadas...que la siguen a todas partes como perros fieles...aunque eso, son solo rumores...yo no me atrevo a ir a comprobarlo...¿vosotros si pequeñuelos?.

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