UNA PEQUEÑA CABAÑA EN EL BOSQUE

Publicado por HEATHENPRIDE , lunes, 12 de abril de 2010 9:38


La vieja leñera había permanecido abandonada en la salida del bosque, durante muchos años, casi en ruinas, durante muchos otoños, hasta que los niños, la descubrieron a principios de una primavera, en una de sus habituales salidas para buscar setas todos juntos.


En principio, la construcción se presentaba muy destrozada y con un fuerte olor a humedad y moho, pero los pequeños no tardaron en convertirla en un rincón de fantasía y sueños. Ragnar era el mayor de todos los niños del pueblo, con sus casi 12 años., le restaba poco para ser un hombre, mientras tanto, dirigía a los chicos, que le habían elegido su líder natural. Por su parte, la siempre despierta Kara, también solía ser la líder de las niñas , y aunque a veces, todos se reunían para jugar juntos, era mas común que los chicos soñasen con juegos de guerra y se entrenasen con espadas de madera y escudos de fondo de tonel, en batallas imaginarias contra enormes y desaforados troll. Las chicas, preferían otra clase de ocupaciones, como podían ser, tejer y jugar a ser las perfectas husfreyas. En fin, juegos de niños y niñas, como en cualquier otro lugar de Midgard!.

Pronto Ragnar y su mejor amigo Svein, el hijo del Smidir del asentamiento, empezaron a hacer planes para restaurar la vieja cabaña y convertirla en su particular Hof. Svein era hábil con las herramientas, pese a que apenas contaba los 11, desde muy pequeño, su padre le había inculcado la virtud de la laboriosidad y la perseverancia, así,que, era el joven hijo del carpintero, el que había enseñado a todos a construirse espadas de madera, y hacer escudos de tablas viejas. Ragnar, por su parte, también había aprendido de su padre el arte de la forja, o al menos algo había empezado a aprender del viejo smithr, aunque los dos amigos, eran conscientes de que, lo que se proponían, era mucho mas ambicioso, que construir cuatro escudos de madera, o reparar el fondo hundido de una vieja barca y darla calafate para poder dar una vuelta a remo por el lago, siempre cerca de la orilla.

La propuesta fue asumida con entusiasmo por todos, aunque los dos, sabían que a ellos les correspondería el mayor peso del trabajo, pero decidieron que, entre todos se lograría llevarla a cabo. No fue una tarea fácil convencer al padre de Svein, para que dejase un rato sus ocupaciones y viese el estado de la vieja leñera, pero la insistencia de Svein, acabo por ablandarle y acudió al claro tras la pausa del hadegi, a eso del mediodía. El experto carpintero, señalo a los muchachos que tablas habría que sustituir, aunque se maravillo de que la estructura principal, vigas y contrafuertes, estuviese en bastante buen estado, pese a los años de abandono y humedad. Ciertamente, era la labor de un autentico Volundr entre los smidir, creyó recordar que, obra de Oleifr el viejo maestro.

Pensó, que los chicos no lograrían reparar nada, en condiciones, pero estimó también que, a ninguno de los dos, les vendría mal un poco de responsabilidad y audacia para afrontar el trabajo.

Así que, empezaron con la labor de arrancar las tablas podridas supervisando a los mas pequeños, ya que la mayoría apenas llegaban a los 8 años, era necesario la colaboración de todos, los más pequeños, se dedicaron a buscar en el taller del smidir clavos viejos, y a visitar el naustr, el astillero donde se afanaban los carpinteros de ribera en construir un nuevo navío. Otros, se dedicaron a extraer planchas de Tepe, tierra con musgo y sus raíces, cortada en planchas, que luego amontonaban para que secasen , mientras los mas fuertes, se dedicaban a excavar en la planta de la cabaña, para hacer una estancia mas profunda y tener que hacer menos muro exterior.

Las niñas observaban el trasiego de los chicos , y no fue hasta que Kara se presento en el claro, que se enteraron de lo que hacían. Al principio, los chicos se mostraron reacios a la participación de las niñas en el proyecto, pero pronto vieron que la habilidad de ellas para tejer paneles con finas ramas de arbustos entrelazadas, les seria de gran utilidad, pues entre los postes laterales que formaban los soportes de la techumbre, esos paneles harían de solida base para la pared, así que, pronto, también ellas estaban atareadas en sus ratos libres, recogiendo finas varillas de mimbre y tejiendo sólidos paneles, otras, ayudaban a los niños a machacar y enderezar los clavos oxidados que reutilizaron para fijar los paneles a los postes. Solo los mas pequeñines, eran apartados por no poder aporta nada al trabajo, y se entretenían jugando en el pradito ante la atareada masa de chiquillos que iban y venían. Así, pronto, se había excavado un metro de profundo entre postes, y la tierra sacada, paso a reforzar la sujeción de los paneles, que ya formaban una primitiva pared que circundaba la cabaña.

Los días fueron pasando, y la primavera se establecía poco a poco, y los muros fueron terminados amontonando el tepe seco, lo que les confirió una forma mas solida, del mismo modo, el interior de la cabaña, fue reforzado con paneles interiores y el suelo, cubierto con guijarros de río, apisonados , que los niños fueron acarreando con no poco esfuerzo...

Fue el tejado lo mas laborioso, ya que ,las tablas conseguidas, no eran suficientes para cubrir toda la techumbre, así, que lo resolvieron, uniendo las vigas ente si con un entramado de tablas sobre las que colocaron paneles de mimbre y los cubrieron con tepe seco...

Así, la cabaña fue terminada para regocijo de todos, con las primeras lluvias copiosas de la primavera, y todos se refugiaron en su interior, solo los mas pequeños, parecían un poco apartados, al fin de cuentas, todos consideraban que nada habían aportado a la construcción de la cabaña. …Ellos nada decían, y si se les permitía la entrada, pasaban, si no, se quedaban fuera, haciendo corro y jugando en el prado.

Solo, una mañana en la que los niños salieron a coger setas, se encontraron con Geirlaugr la Volva, era una mujer de apariencia extraña, todos decían que los dioses la habían tocado con sus dones y que poseía el don de las visiones proféticas. Además era una reputada Laeknir, conocedora de todos los secretos de las hierbas usadas para curar. Iban cuchicheando entre ellos, ya que muchas madres decían a su hijos que no saldrían a jugar al prado, ante la entrada al bosque, si no llevaban con ellos a sus hermanitos, y esto era un fastidio, los pequeños se convertían en una carga...Pero aquella mañana, Geirlaugr, había salido con su pequeña hija, la menuda Ladve, los niños recordaban haberla visto a veces entre los pequeños, pero nunca se quedaba mucho tiempo, todos la tenían por una niña solitaria y extraña como su madre..

La Volva paso con su hija ante ellos, y levantando su huesudo dedo, sentencio...

- No hay que valorar tan a la ligera lo que no conocéis , los pequeños también han hecho su labor, solo que habéis estado tan atareados sin prestarles,atención solo porque son pequeños, que no os habéis eparado en ellos...Cuando Thor vuelva a bendecir el prado, y la gran Madre bese la tierra, os daréis cuenta de vuestro error...

Y diciendo esto, siguió su camino, seguida por la pequeña Ladve, que sonreía, divertida y miraba de reojo a todos, como si ocultase algún secreto que no quería desvelar...

Ciertamente, en los días siguientes, Thor se esmero en enviar unas copiosas tormentas que mantuvieron a los niños en sus casas, hasta que, por fin, Sunna lucio con toda su esplendor y los chiquillos corrieron a su cabaña. Lo que se encontraron Ragnar, Kara, Svein y el resto de los chicos al llegar, les dejo sin aliento, el prado que rodeaba a la cabaña, se había transformado en un hermoso jardín, lleno de florecillas multicolores , que incluso habían germinado sobre la techumbre ahora verde de la cabaña y los murétes exteriores, Entre ellas, revoloteaban muchas mariposas y canturreaba algún pájaro. Allí estaba Ladvé sonriente, que les explico que su madre la había encomendado la misión de preparar el jardín para los mas pequeñines, contando con ellos, que se habían entretenido en plantar una a una las pequeñas semillas que ella les había entregado, consciente de que nadie repararía en ellos, solo porque son pequeños.

Entonces, los chiquillos lo entendieron, ellos habían construido la cabaña, los pequeños, la habían convertido en un palacio de cuento!. Desde ese día, todos disfrutaron del mágico rincón juntos y Ladvé y todos los pequeños se dedicaron a cuidar de las florecillas. Y año tras año, los niños de la aldea, crecieron en la vieja cabaña del bosque, rodeados de flores y alguna hadíta traviesa, que como algunas cosas minúsculas, solo los más pequeñines lograron ver.... Quizá, ese sea uno de los inconvenientes de crecer, que a veces olvidamos ver, pequeñas grandes cosas que merecen ser vistas!.Crecer, no es olvidar que un día, fuiste niño!

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