La leyenda del Cartau (Popular Gallega)

Publicado por HEATHENPRIDE , domingo, 27 de enero de 2019 7:12


Hubo un tiempo en el pasado, en que las comunicaciones entre los distintos pueblos y aldeas, dependian del caballo, y asi, nacieron oficios ahora extintos, que crearon algunos personajes miticos, casi de leyenda a lo largo de los caminos del pais.


Asi, en Galicia y Asturias, antaño fue popular la figura del Cartau, un curioso personaje, a medio camino entre el Buhonero, cartero, habil contador de historias y cualquier otro oficio util que pudiese prosperar en la vida errante de aldea en aldea.

El Cartau solia presentarse en su carro, tirado por un burro y hacer sonar su cornetilla de hueso para llamar a las gentes del pueblo, que solian acudir a la plaza o a las calles mas concurridas a comprar o intercambiar diversas mercancias con el.

En este aspecto, el Cartau, no difiere mucho del clasico Buhonero, el mercader ambulante que antaño era tan popular en todas las regiones de España, mercadeando con toda clase de cachivaches, como pequeños cacharros de laton, alcuzas para el aceite, velas, algun genero de telas, o incluso frutos del campo no perecederos a corto plazo, como cebollas, ajos, castañas, nueces , almendras o avellanas.

El pago era algo poco conun según parece, pocas gentes podian permitirse el lujo de gastarse monedas que no tenian , asi que todo se arreglaba usualmente por trueque , yo deseo esto, y ofrezco a cambio aquello otro, asi, el regateo era usual, hasta que ambas partes encontraban el intercambio justo y provechoso.

Pero habia otra faceta del Cartau que es a la postre, la que le da su curioso nombre, el de hacer las veces de mensajero o cartero entre aldeas. De esta forma, las gentes hacian trato con el Cartau , ofreciendole algo a cambio de transportar un paquete a un destino, o llevar tal o cual noticia de una aldea a otra,usualmente, se solia recibir tambien algun tipo de compensacion por parte del que recibia el paquete.

Segun parece, uno de estos Cartaus, se hizo popular por la zona de A Limia (Orense), aunque por lo que se cuenta aun de el, era palmario que no era en absoluto originario de esas tierras, según las gentes del lugar, hablaba “raro”. Muchos aseguran que posiblemente el buhonero fuese de algun lugar del sur de España, y que su peculiar acento y habla fuese el propio de Andalucia.
De esta forma, se cree que lo de “CARTAU” es una deformacion de “Carteo” (un deje andaluz para la palabra “cartero”, que posiblemente se deformo en tierras asturianas a “carteru” , llegando con el tiempo a “Cartau” como hoy se recuerda.

Y es que, el popular Cartau, no solo campeo por Limia, sino que recorrio posiblemente todo el norte de España, desde el bajo Miño , hasta Asturias, o incluso mas alla.

No ha de ser , logicamente cosa de un solo personaje, sino mas bien de un “gremio” o una profesion mas o menos estructurada y con sus reglas a seguir.

Usualmente, los Cartaus recorrian una comarca o a veces una region entera durante una estacion o dos, de este modo, solian presentarse a inicio de cada estacion , para que la gente pudiese aprovisionarse de tal o cual cosa, y encargar tal o cual recado, y no solian pasar por alli hasta la proxima temporada. No solian “pisarse” el trabajo entre ellos, de tal manera, cuando un Cartau pasaba por un pueblo, no solia versele hasta muchos meses despues, siendo lo normal, que quiza otro Cartau en ruta se pasase un par de semanas mas tarde a ofrecer lo suyo, y si se cruzaba con el anterior, a veces a reportar noticias o notificar el cumplimiento de un encargo ( gratificacion previa) , de parte de otro compañero que no caeria por esa aldea hasta meses mas tarde.

Asi tenian sus “turnos” o “veces” muy bien estructuradas, para no coincidir todos en la misma zona en un plazo muy corto (porque todos estarian ya abastecidos y no compensaria el viaje) , y a la vez, para que la red de mercadeo estuviese activa en la mayor parte del año, y los mandados y pedidos fluyesen con relativa normalidad.

Pero como ya he dicho, el oficio de Cartau no era tan solo el de buhonero o cartero y transportista de mandados, a veces eran tambien curanderos, veterinarios para los animales de corral, afiladores y paragueros, adivinos y cartomantes... en fin, toda suerte de oficios que pudiesen subsistir en esta vida ambulante.

Otra faceta curiosa era la del “moziño” o “rillote”, un niño o mozalbete que hacia las veces de ayudante del Cartau, solia ir de casa en casa gritando “CARTAUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!” , para que las buenas gentes supiesen que el buhonero estaba en la plaza del pueblo, asi,el muchacho se encargaba de entregar los pedidos y ir recogiendo lo estipulado a cambio para regresar a la plaza o usualmente al pie de la taberna, donde el Cartau estaba establecido y se desarrollaba otra de las curiosas costumbres que dan fama a este peculiar personaje.

En un tiempo en que los caminos eran tortuosos, a veces inseguros y viajar era mas una cuestion de mera obligacion o necesidad mas que placer, las novedades y noticias que pudiese traer un recien llegado eran siempre bienvenidas.

El Cartau atendia primero sus mandados, y en cuanto la cosa empezaba a estar servida y el negocio ya empezaba a flojear, se recluia en la taberna, donde previo agasajo de una taza de vino o dos, empezaba la ronda de “chismes” y “historias”.

El chisme suele ser el que abre toda la velada. Suelen ser primero las noticias frescas de las aldeas vecinas (donde posiblemente haya familiares de los pueblerinos que suelen agracer las novedades con un vino pago o algun presente similar) , tras informar debidamente a los paisanos, y que muchos de ellos se retiren a sus casas, otros tantos se quedaran a escuchar los chismes sobre las gentes de las aldeas vecinas, poco importara si son o no veraces, o son simples invenciones, el momento de chascarrillos y risas esta asegurado... y preparara la traca final de la velada.

Las historias, son algo mucho mas elaborado, en parte, herencia de los cantares de ciego, a menudo, igualmente acompañadas de instrumentos y cantadas en verso. Hablan de sucesos muchas veces luctuosos, asesinatos, atracos, ataques de lobos y demas historias que pueden causar fascinacion o asombro a partes iguales... Tras cantar estas historias en el mas puro estilo de los cantares de ciego tradicionales, cerrara la noche con las populares “xapotas” , historias jocosas que fecuentemente se meten con el clero, el poder establecido o la vida mas o menos licenciosa de ciertos vecinos, conocidos o no. Lo importante es dejar buen sabor de boca y a todos mas o menos contentos... y probablemente conseguir bebida, cena y alojamiento gratis a cambio de llenar la taberna de concurrencia.

LA HISTORIA DEL SOBURRO:

En alguna ocasión, hasta en un oficio duro y a veces tan poco agradecido como podia ser el de Cartau, sobre todo en los inviernos, se dan circunstancias que pueden desembocar en una historia que acaba siendo parte de las que los Cartaus contaban en las tabernas. Y es que, hasta en los mas humildes oficios, a veces , la avaricia rompe el saco.

La historia del Soburro, pues asi era pedida en las tabernas a casi todos los Cartau que se pasaban por las aldeas, que con ligeras variantes se la sabian a dedillo debio ser mas o menos como sigue.

En una ocasión, llego a una aldea un Cartau, que tras anunciarse con el consabido sonido de su cornetilla, y mandar al rillote a buscar a las parroquianas y parroquianos, comienza su jornada de trabajo, con cambios y ventas varias, alguna chapucita o arreglo, y como no, para que nada falte en el topico, algun mandado o encargo.

Se presenta ante el Cartau un personaje, que por las trazas , debe ser de las personas mas pudientes en la aldea, que entrega una caja al cartau, encargandole que la entregue sin demoras en mano a otra persona pudiente en una aldea mas o menos lejana.

El encargo requiere que no se abra bajo ningun pretexto la caja, y a cambio se entrega un buen puñado de monedas al Cartau, prometiendole un pago similar al efectuar la entrega. El Cartau esta contento, un pago tan grande por un trabajo usual y sin mucha pega, lo que viene a ser su rutina diaria …. Pero en cuanto acaba la jornada en la aldea, tras la velada de chismes, historias y xapota...la cena y el reparador sueño, es hora de ponerse en marcha al amanecer, y queda media jornada o mas de ruta hasta la proxima aldea... tiempo sobrado para comerse la cabeza conduciendo la carreta mientras el muchachito dormita en el pescante.

La cosa es simple, ¿¿porque tan alto pago por transportar solo una caja??. Y sobre todo, ¿porque tanta insistencia en que no ha de abrirse?. Indudablemente, el valor de lo que quiera que contenga, sobrepasara con creces al pago!. Asi que, el Cartau resuelve faltar a su codigo de conducta y no entregar la caja, quedarse lo que quiera que contenga y por supuesto el primer pago... haciendo proposito de no volver a la aldea de la que acaba de salir... y por si acaso, tampoco personarse en la que se supone que espera el recibo...

Pero como dice la historia y pregonaba a gritos el Cartau en su canto...”Hay que ser So burro... miserable y altanero, para robar a un pudiente su comanda y sus dinerooooooos”. Y es que todos podemos imaginar que, cuando pasado un cierto tiempo, la encarga no llega a destino, el remitente y quien la espera , monten en colera. No sabemos nada del contenido de la caja (eso se deja a la imaginacion del oyente, pudieran ser joyas, algun rico presente , contrabando, mas dineros???) , pero si sabemos que el enfado de los remitentes es notorio y mandan buscar por activa o pasiva por todas partes al tramposo Cartau.

Y como se dice “Por So Burro le encontraron, una mala tarde los que le buscaban a la salida de un pueblo, le majaron a palos y puntapies, hasta el punto de que le dejaron tirado en suelo, dandole ya por muerto, de su carro no dejaron pieza sana, y solo el zagalito se salvo de la golpiza por ser un niño inocente y pequeño”.

Y como quiera que la caja no aparecio nunca, ni tampoco los dineros, cuentan que por So Burro, las desgracias no acabaron para el Cartau, pues los que mal le querian le acosaron y persiguieron , hasta el punto que nada podia emprender sin que se lo hechasen abajo, asi, poco a poco perdio todos sus escasos dineros...y por So Burro, acabo sus dias mendigando en las iglesias, de pueblo en pueblo.

LA HISTORIA DEL MAL DE LA GARROTA:

Otra de las historias que de Cartaus se cuentan, habla de dos Cartau dsitintos, que frecuentan según sus “veces”, las aldeas de la comarca y los pueblos.

Uno de ellos es cabal y responsable, y tiene mas o menos clientela en todas las aldeas por las que pasa, y vive de acuerdo a su oficio, parando hoy aca, mañana alli, de pueblo en pueblo. El otro, es mas mal encarado, pendenciero con dos vinos, y bastante trapacero.

En una ocasión, se emborracha en una aldea, y acaba montando un follon en una taberna, al faltar ante su novio a la hija del tabernero. Sale por patas mal parado de la aldea, y no tarda en saberse en los alrrededores, lo que ha pasado, asi que, no tarda en ser recibido con malos modos en toda la comarca, y no tiene negocio en ningun pueblo.

Pero como grande y ancha es Castilla, el mal hombre, llega por los caminos, a una nueva comarca, donde nada saben de sus malas artes y pendencias, y donde nunca estorba un nuevo Cartau.

Pero no tarda en suceder que las “veces” quedan asi truncadas, y el Cartau habitual nunca encuentra negocio en las aldeas, donde hace menos de unos dias, acaba de pasarse el nuevo Buhonero.
Y asi, camina que caminaras, el paciente Cartau, se encuentra que en todas las aldeas estan abastecidos, que nadie precisa de lo que vende, hasta que un zagal que por alli se pasa, le comenta que es natural que nadie quiera nada , “no hace dos dias que se ha pasado por aquí el Cartau nuevo”-

Y mientras uno ve mermado el negocio, el otro prospera de pueblo en pueblo, hasta que un mal dia, se retrasa por unas nieves y sale de la aldea a destiempo. Y asi se encuentran en la calzada ambos Cartaus, uno de ida a buscar escaso negocio...el otro marchando con la cara sonriente y satisfecho.

Se cruzan y uno insulta al otro, que con dos vinos de mas tras un buen dia, no se queda corto y responde a la “cortesia” con no pocos insultos para no ser menos.

Tras intercambiarse toda clase de lindezas, y con la garganta seca de tantos gritos y berreos , viendo que ninguno va a imponerse a base de insultos , los dos pierden los nervios, y les entra el mal de la garrota, pues bastones en mano, se reparten golpes a palos a diestro y siniestro.

Tal es la saña y la paliza que ambos se prodigan, que quedan los dos maltrechos... siendo sus carros encontrados por unos malhechores que los roban y dejan pobres, maltrechos y lejos del pueblo.

Ambos llegan cada uno por su lado a las aldeas cercanas, y aunque se recuperan de los palos y las perdidas, todo lleva tiempo...

De todo esto sacamos que los insultos no resuelven nada, y que con el mal de la garrota es aun peor...pues solo causa dolores y quebrantos y nunca lleva a buenos acuerdos.

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